Todo el mundo conoce a este señor, John Stith Pembeton. Quizá por el nombre no os suene mucho pero es seguro que habéis oído hablar de él.
El buen hombre nació en Georgia (EEUU), estudió medicina y farmacia (entonces las carreras eran más fáciles) pero no hay que quitarle el mérito. Se graduó a los 19 años, trabajó como médico y cirujano (estamos hablando de 185o), y luego se especializó como farmacéutico. Fue partidario de los principios botánicos, elaboraba medicamentos con plantas, experimentó con sus fórmulas y patentó sus primeros descubrimientos. En l853 se casó. Al año siguiente tuvo su único hijo.
El negocio de John prosperó, a finales de 1855 se traslado a una hermosa casa donde el farmacéutico tuvo más espacio para su laboratorio. Elaboró tintes del pelo, perfumes y productos para el revelado de fotografías.
La guerra de Secesión, que tuvo lugar entre 1861 y l865, marcó un antes y un después. Se alistó como teniente en el ejercito confederado y resultó herido en el pecho. La lesión le provocó dolores de por vida y, para mitigarlos, recurrió a la morfina, sustancia a la que se volvió adicto. Finalizada la contienda, retomó su actividad como farmacéutico, asociándose con un adinerado médico. El negocio de ambos marchó viento en popa por la demanda de tónicos medicinales en los estados del Sur. John se trasladó al estado de Atlanta donde abrió una nueva empresa. La fama como farmacéutico empezó a extenderse hasta el punto que fue nombrado miembro del consejo de administración del Atlanta Medical College, donde enseñaba medicina.
Cumplidos los 50 años, una obsesión empezó a apoderarse de Pemberton, Deseaba inventar una medicina que al mismo tiempo, fuera una bebida agradable para que le reportase una cuantiosa fortuna económica y le hiciera pasar a la historia como un importante científico.
Por aquel entonces, llegó a EEUU un remedio inventado en Europa, con fama de milagroso. Su creador había mezclado vino de Burdeos con hojas de coca de Perú. JOHN emuló aquel producto y creo el French Coca Wine, al que como novedad incorporó semillas de nueces de cola que, con un elevado nivel de cafeína, eran usadas por algunas tribus africanas. Probó la bebida y notó como desaparecían los dolores de estómago del incipiente cáncer que sufría. También aseguró que gracias al brebaje supero la adición a la morfina.
Bueno yo creo que ya vais descubriendo quien es el personaje.
A esta pócima le añadió un ingrediente secreto que le llamó, 7x. Añadió esencias como la vainilla o la canela y el caso es que... chan ta ta chan, le salió la coca-cola y según dicen es, después de OK, la segunda palabra más reconocida del Planeta.
Cuando empezó a ser comercializada en Atlanta se vendía una media de 9 bebidas al día. En la actualidad, las ventas se cifran en 45.000 botellas al segundo.
Esto se lo voy a dedicar al pequeño de mis hijos que, aunque no lo leerá, si se que es un gran admirador del señor John S. Pemberton y si le dejaran, se bebería la mitad de la producción.
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