Hace mucho tiempo, leí, no se donde, una historia que jamás olvido y la recuerdo a menudo cuando alguien me dice que su padre o madre está en una residencia. No es que sea malo pues ahora las Residencias son magnificas no tienen nada que ver con los asilos de antaño.
Mi historia dice que era un matrimonio joven, con tres hijos y el abuelo paterno.
El pobre abuelo además de ser muy mayor no estaba bien de salud, tanto es así que el pobre no podía caminar.
En aquellos tiempo de la historia las mujeres no trabajaban fuera de casa, esto era obligación exclusiva de los hombres. Eso estaba muy bien si no fuera porque la mujer "no trabajadora", tenía a su cargo, la casa, los niños, las compras y hasta el abuelo No es de extrañar que en algunos casos la pobre señora estaba hasta el moño de todos.
En los tiempos en que se desarrolla la historia no había las comodidades que hay ahora, las mujeres tenían que ir al río a lavar. Se levantaban al alba para atender todo lo que les caía encima y cuando llegaba la noche, después de acostar a los niños, al abuelo y a la madre que los...Tendría que "atender" al marido. Claro que como ella no había ido a trabajar a ninguna fábrica, oficina o taller, la mujer no tenía derecho a decir...¡Estoy cansada!
Un día la esposa que nos ocupa, dijo que estaba harta, que no podía con todo, que necesitaba ayuda, etc.etc.etc.
Seguro que el esposo no le diría: -No te preocupes, yo te ayudo. No, seguro que no le dijo que le iba a echar una manita...El buen hombre pensó...(a veces piensan), aquí el que sobra es mi padre, ni corto ni perezoso, se echó al abuelo a cuestas, (entonces no tenía coche todo el mundo como ahora) y empezó a caminar hacia el primer asilo que encontrara.
Como es natural, el anciano pesaba, y aquí tenemos al portador de su padre que, como se cansaba empezó a buscar un sitio donde descansar...lo encontró.
Había en el camino una enorme piedra que tenía forma oval, se acercó con su padre y se sentó junto a él para descansar. Al abuelo se le nublaron los ojos, el hijo al verle casi llorando, le preguntó: ¿Que le ocurre padre?
-Nada hijo, que aquí descansé yo cuando llevaba a mi padre a donde me llevas tú a mi.
El joven se quedó mudo, pero al momento se recuperó, se levantó y cogiendo a su padre en sus brazos le dijo: -!Vámonos padre, volvemos a casa!
Viene bien el refrán que dice..."Hijo eres, padre serás"
¡Cada uno que saque su moraleja!
Me ha encantado tu historia, deseo que la lean muchas personas y que reflexionen leyendo tus palabras.
ResponderEliminarSoy voluntaria en una residencia de ancianos y veo la tristeza en sus ojos, esa tristeza que sale del alma porque sus familiares no van a verlos.
Un beso y feliz semana
Gracias Maribel, tu mejor que nadie debes de saber como es la soledad de los ancianos. Como bien dices, haber
Eliminarsi leen esto muchos y reflexionan.
Un beso
Creo que las Residencias actuales, según para que caso, son necesarias para que el nivel de vida de nuestros ancianos sea un poco mejor; siempre y cuando se realicen las visitas periodicamente para disfrutar de buenos momentos con ellos.
ResponderEliminarMuy buena Historia.
Espero que así sea Pedro Luis pero me temo que muchos quedan en el olvido, recemos por que no sea así.
EliminarGracias y un saludo
Ma.de los Angeles, acá arriba dan dos miradas sobre el tema, y hay tantas! Cada caso es muy particular, si alguien tiene la necesidad de dejar en un hogar de ancianos a su familiar, debe saber que no se entierran ahi, sino que esperan que su gente los vayan a visitar, la vida moderna lleva a olvidos crueles, un abrazo!
ResponderEliminarSí Mª Cristina, son muchos los quehaceres que nos imponemos, trabajo, hijos,colegios y...juergas.
EliminarPor esto muchas veces hay quien se deshace de sus mayores.
Un fuerte abrazo
Conclusion muy acertada, eso es que muchos no se dan cuenta de nada de lo que hacen.
ResponderEliminarY otros lo tienen bien pensado, espero que sean los menos.
EliminarUn abrazo Anyol
La historia es bonita pero no siempre se puede obrar de esa manera, lamentablemente hay ocasiones en que no hay más remedio que llevar a nuestros ancianos a una residencia........yo les tengo dicho a mis hijas que yo quiero ir a una si me encuentro en alguna situación dificil de atenderme.Besotes
ResponderEliminarSi Charo tienes razón, yo solo he visto una en mi vida, fui a visitar a una señora inválida y la verdad es que me dio mucha tristeza. Estaba bien atendida pero verlas en un corredor, todas calladitas...era una verdadera pena. Espero que te lleven lo más tarde posible.
EliminarUn besito
Muy amenudo, por no decir siempre; se suele olvidar que cuando nacen los hijos, las madres: no duermen, no comen, casi no viven y dan todo lo que tienen y lo que no tambien, por cuidar de sus hijos.
ResponderEliminarLa "fragil" memoria de muchos hace que muchos olviden esta accion, que solo se puede traducir en una sola palabra y que dicho sea de paso; ya esta en desuso: ABNEGACION.
Si queremos un mundo mejor: hay que construirlo.
Un beso gata. Muy buen articulo.
Pluma y Data, muchas gracias en nombre de todas las madres que entran en mi blog, seguro que les gustaría darte un beso por pensar así.
EliminarYo tambien te doy las gracias, quizá hijos como tu haya pocos, vaya mi beso en nombre de todas.
UN BESO
Me da mucha pena el que se lleven a los ancianos a las residencias. Me ha gustado mucho tu entrada María de Los Ángeles. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Muchas gracias Pepe.
EliminarMe temo que cada vez serán más los ancianos que terminen su vida en una residencia. Vivimos en un mondo en el que necesitamos mucho tiempo para hacer cosas en las que no entran los mayores.
Un abrazo
Hola corazón!!! hace días no tengo servidor por la gran tormenta que sufrió mi pueblo, me encanto lo que me mandaste de tu catedral! es enorme! que orgullo has de sentir.
ResponderEliminarMuy buena entrada, mi viejito siempre tenia miedo de que lo dejáramos en un asilo ja! y le hacíamos bromas con eso, jamas lo hubiera pensado, mis padres cuidaron de sus padres y abuelos hasta el ultimo suspiro y muchos les aconsejaban el asilo, nosotros niños escuchábamos decir en casa como harían algo así después de todo lo que los ancianos le avían dado en la vida.
¡¡¡Como están las tormentas!!! No paran, antes fueron aquí en España, ahora os ha tocado a los argentinos y a los estadounidenses, esperemos que remitan pronto.
EliminarMe alegro que te gustara mi correo y, si, aquí Catedrales no nos faltan y nos sentimos muy orgullosos de ellas, menos mal que los políticos no han pensado vender alguna haber si salimos de la crisis, jajaja.
Como bien dices, los abuelos deben estar en sus casas con su familia.
Un fuerte beso, repartelo entre Gustavo y Lucía