El sábado día 24 nos invitaron unos amigos de Alcalá de Henares, pues como eran las fiestas mayores hemos pasado todo el fin de semana con ellos.
Además de los actos propios de estos eventos, hemos nadado en la piscina y lo hemos pasado muy bien. La anfitriona es una excelente cocinera y repostera y nos ha obsequiado con ricos dulces ya que a sus hijas les gustan mucho, digo hijas porque tiene cinco niñas.
A la caída de la tarde de ayer domingo se estaba de maravilla en el jardín donde había un precioso columpio, me fui derechita a él, pues me gusta mucho los asientos que se mueven. Nos sentamos mi amiga Eloisa y yo. Estábamos encantadas charlando, más bien cotilleando, al fresquito.
Al cabo de un rato llegó una de las niñas,poco después otra, más tarde una tercera. Total que el columpio estaba lleno de culetes, pues mi amiga y yo ya ocupábamos bastante.
Tan enfrascadas estábamos en "nuestras cosas", que no vimos, como el resto de las niñas, tomando carrerilla se tiró de golpe sobre las cinco que ya estábamos sentadas.
No se si el columpio estaba resentido, pues con semejantes "niñitas"...luego dicen que los chicos son brutos...
Total, cedió una parte y todas fuimos a parar al santo suelo. Lo inmediato en estos casos es gritar, y gritamos todas a la vez. De momento sentí un poco de miedo pues a mis años una caída de esa categoría puede tener consecuencias. Pero con tanto griterío que se armó, apenas tuve tiempo de pensar en mi; las niñas chillaban unas, las otras reían, seguro que yo también gritaba, pues soy muy escandalosa, pero lo que si sé, es que oía dar enormes gritos a Eloisa, diciendo: Nos hemos matado, nos hemos matado. ¡Hayyyy! y más, hayyyy...
La verdad es que de ver el panorama, me estaba dando risa, ya que yo no sentía ningún dolor, no así la pobre Eloisa, que se había pillado un pie entre el columpio, el suelo y todas nosotras encima. Ella seguía dando alaridos diciendo que nos habíamos matado.
Al oír los gritos, salieron corriendo mi hijo y Jesús, el padre de las "deliciosas niñas" y acto seguido trataron de desenredarnos, pues estábamos hechas un lío unas con otras. Jesús cogió el teléfono dispuesto a llamar a no se quien, todas estábamos bien, menos la madre que parió a las criaturitas que se había desgraciado un pie y no paraba de chillar a pleno pulmón.
Cuando me pude levantar con la ayuda de mi hijo le dije a Eloisa que no nos había pasado nada a ninguna y tampoco a ti, pues cuando estás chillando, es que estás bien, los que están heridos de gravedad no chillan. Es lo primero que nos enseñan cuando hacemos un curso de primeros auxilios y tu chillas más que un cerdo cuando lo están matando. Todos se echaron a reír y yo también.
Tuve que hacer manzanilla para la pobre Eloisa, tenía un moretón en el pie la iban a llevar a urgencias.
Resultado final...El balancín...siniestro total, dos o tres macetas rotas, Eloisa magullada y yo...con unas ganas de marcharme a mi casa...
A todo esto, el pobre Jesús, solo sabía decir..¡¡¡No compro mas columpios. no más columpios!!!
Yo por si acaso ocurrían más cosas...me vine a mi casa...
Hoy lunes he hablado con Eloisa, solo tiene un pequeño esguince...
Dentro de unos días os reiréis a "bocajarro" al recordar esta tumultuosa caída......espero que el pobre e inocente pie de Eloisa se cure pronto.Besicos
ResponderEliminarComo ya han pasado unos días, se que mi amiga está muy bien, se hace un poco la pachucha para que la mimen y le planchen la ropa, jajaja.
ResponderEliminarUn beso Charo