lunes, 12 de agosto de 2013
La salvaron "las faldas"
El Viaducto de Madrid, es una de las estampas más conocidas de la ciudad, también es el lugar que eligen los madrileños que se quieren suicidar.
Casi siempre que lo intentan tienen éxito, salvo raras excepciones, yo conozco dos:
Una de las veces que trato de suicidarse un madrileño y se tiró desde lo más alto, fue a caer sobre una cesta cargada de pan que llevaba un panadero de reparto. El suicida, se salvó, pero el pobre panadero sin comerlo ni beberlo...pereció.
Otra historia ocurrió en el siglo XIX.
Una joven quiso morir porque su familia no consintió que se casara con su enamorado. Sin embargo la cosa termino felizmente, ya que la joven solo sufrió magulladuras, gracias a que sus faldas le frenaron la caída. Digo yo: Si las faldas hubiesen sido como las que llevamos ahora, o sea, de una cuarta, no la había salvado, ni las faldas, ni la madre que...
Dicha joven moriría mucho después al dar a su decimocuarto hijo...¡Ya son hijos!
Espero no aburriros, sigo con otro tema:
Cerca del Viaducto y en un edificio de nueva construcción, está el escudo mas viejo de Madrid.
Este emblema es lo único que queda del que fuera el primer Ayuntamiento de Madrid y Toledo.
Un edificio conocido como la Casa del Pastor. En ella vivió don José, un sacerdote que, al verse cerca de la muerte preparó su testamento y dejó escrito en un sobre cerrado quien sería el heredero de su casa. Al morir abrieron la carta y pudieron leer: "Mi casa será para la primera persona que entre en Madrid por la puerta de la Vega en la madrugada de mi muerte".
Los testigos esperaron en dicha puerta hasta que un pastor con su rebaño la atravesó.
Tras recibir la casa en herencia, se comprobó que el destino recompensó al pastor, ya que este hombre fue el que dio cobijo a Don José, cuando el sacerdote debió escapar una temporada de Madrid por problemas con la Santa Inquisición.
¡Dios premió al buen pastor!
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Ma de los Angeles, creo profundamente en una justicia del destino, solo se necesita esperar, muy buenas tus historias, como siempre, un abrazo!
ResponderEliminarYo también creo en la justicia Divina. Me alegro de que te gusten mis historias.
EliminarUn abrazo María Cristina
Al leer la última historia ya pensaba que una gran multitud iba a echar a correr para llegar primero y pasar por esa puerta al amanecer y heredar la casa pero el final ha sido otro así que me he alegrado por el afortunado pastor.Besicos
ResponderEliminarTen en cuente que en aquella época no había televisión y apenas se enteran delas noticias. Si hubiese sido ahora...como bien dices habría cola para entrar.
ResponderEliminarUn beso Charo