lunes, 20 de mayo de 2019

Cronica tardía

 
 
 

                                 Un dibujo del matrimonio y su hijo que he cogido de la red.

No se me había olvidado San Isidro, ha sido, que el tiempo pasa tan rápido que además se va volando. Dicho esto a modo de excusa, empiezo con mi relato:
El día de San Isidro como ya sabéis es el Patrón de Madrid. Ya se que se celebra en muchos pueblos de España y de otros Países.
En Madrid se hizo una misa concelebrada dirigida por Monseñor Osoro, Arzobispo de Madrid y estuvo muy bien acompañado por los Obispos de Perú y el Obispo de San Isidro de Buenos Aires.
Yo como es lógico no se quien era quien, me fije mucho en la manera de hablar. Uno de ellos era de cabello moreno y el otro lo tenía blanco y muy espeso. (Espero que me lo aclaren María Cristina de Buenos Aires y José Luis de Perú).
No tengo que decir que la misa fue preciosa. Hubo poca representación del Ayuntamiento, solo algunos concejales de la derecha, nadie de la izquierda...eso que se perdieron ellos.
Tambien había muchas señoras vestidas con la mantilla española, otros con trajes regionales, varios peruanos, mucha gente...y yo.
Terminada la misa se marcharon todos a la Pradera, pues Monseñor y sus acompañantes iban a decir una misa al aire libre y a comer con los madrileños las ricas viandas que seguro llevaron todos para agasajar a tan ilustres visitantes.
Para mi ya era mucho trajín, entonces decidí comprar las famosas rosquillas del Santo y marcharme a casa.
 Di más vueltas que un peón para comprarlas...todo cerrado. Al final me fui a casa sin rosquillas y muy cansada.
No me importó pues estuve repasando los milagros de San Isidro y su esposa que son dignos de mención.
Creo que todos sabéis de sobra que siempre ha habido cotillas y cotillos en todas partes, Madrid no se salva.
Uno de ellos era un compañero del Santo que fue a chivarse a su amo de que Isidro no trabajaba, que se tumbaba a la bartola en el campo a tomar el sol.
 Claro, el amo (como entondes los llamaban), no tuvo más remedio que vigilarlo, lo hizo. Cual no sería su sorpresa que vio que un Ángel araba mientras el Santo rezaba. (Esta frase la escribo tal y como mi madre nos la contaba cuando mis 7 hermanos y yo erramos pequeños).

No se quedaba corta su querida esposa Santa María de la Cabeza, tambien muy venerada en Madrid.
En su día, muchas damas madrileñas la sacan en procesión por el viejo Madrid.
Pues bien, de todos es sabido lo virtuosa que era esta buena mujer, pero como la envidia es muy mala, tambien tenía detractores, claro que aquí era en forma de mujer. Una mujer que seguro que se parecía a mi vecina del 1º que siempre que salimos a la calle, nos la encontramos. Ya es vox pópuli  entre la vecindad, sea la hora que sea está en la calle.
Bueno, el caso es que esta buena señora, no mi vecina, sino la señora de Torrelaguna que veía a María todos los día ir hacia las afueras del pueblo y se lo cascó a Isidro.
Claro, Isidro por muy buen hombre que fuese se mosqueó y trató de ver a donde iba su esposa todas las tardes.
Varios días antes había llovido mucho por lo tanto el río Jarama traía mucho caudal. Isidro estaba escondido detrás de unos arbustos y la cotilla detrás de él, cuando vio que llegaba su esposa.
Esta al ver como bajaba el río, no se amilanó. Se quitó la toquilla, la echó extendida al agua, se subido en ella y cruzó el río tan ricamente.
Isidro casi se desespera por haber dudado. María iba todas las tardes a la ermita de la Virgen de la Soledad a rezar y hacerla compañía.
La cotilla no se lo que haría, pues yo me vine y allí se quedaron..
Este párrafo final, lo decía mi padre cuando nos contaba cuentos junto al brasero los días fríos del invierno.
¡Tengo suerte de tener memoria!

18 comentarios:

  1. Es muy cierto Mª de los Ángeles, vaya memoria para recordar tantas cosas de un santo matrimonio que hoy son venerados por los madrileños. Ayyyy niña los cuentos al calor del brasero me han recordado mi infancia cuando el brasero y la mesa camilla eran el mejor rincón de la casa en invierno... Yo tenía una tía, que no sé de donde sacaría sus historias, casi todas de miedo, pero que mis primos y yo, escuchábamos morbosos y nos acostábamos después muertos de miedo.
    ¡Que vivencias más lindas me has hecho revivir, gracias Mª Ángeles.

    Un abrazo desde el corazón.

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    1. A veces los recuerdos no son tan buenos, pero pesan más los buenos.
      Es verdad que nos lo pasábamos muy bien con los cuentos de mi padre, los cuales recuerdo perfectamente.
      Querida Ángeles, un fuerte abrazo.

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  2. ¡Qué anécdotas más curiosas y divertidas!¡Qué bonito es eso de contar historias alrededor del fuego los días de invierno!Ya se van perdiendo esas costumbres de antes...¡con lo bonitas y entrañables que son!
    Me alegro que disfrutaras el día de San Isidro aunque te quedaras sin las famosas rosquillas del Santo, seguro que tú, con tu buena mano para la cocina, haces otras muy ricas.
    Un abrazo muy fuerte.

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    1. .creo que nos viene de herencia. En el pueblo por las noches(según me contó mi madre), se reunían muchos vecinos a escuchar a mi abuelo contar historias.
      ¡Que pena que no las escribiera! ¿Verdad?.
      Un beso querida Rita.

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  3. Veladas inolvidables las de tu familia.
    Un abrazo.

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    1. Y siempre recordadas, añoradas y muy queridas Alfred.
      Un abrazo.

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  4. Creo que casi todos hemos escuchado la historia de San Isidro, una historia que no se olvida, la de Santa Maria de la Cabeza no la conocía.
    Abrazo.

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    1. No la puse entera por falta de espacio y para no cansaros leyendo, jajaja.
      El año próximo, si Dios quiere, escribo el resto.
      Un abrazo Matías.

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  5. Antes que nada, te aclaro, Ma de los Angeles, el obispo de San Isidro, Bs.As. es Monseñor OJEA, se lo ve canoso y con anteojos. Qué interesante la historia de estos Santos, con las anécdotas incluidas, siempre aderezadas con tu particular gracia para narrarlas, un abrazote!

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    1. Gracias María Cristina por la información. Ya que me lo has aclarado, me doy cuenta de que al señor Obispo de Perú se le notaba más el acento sudamericano, por el contrario el de Argentina hablaba el castellano casi perfecto. A los dos les agradecimos mucho que vinieran en día tan señalado para los madrileños.
      Respecto a los dos Santos madrileños, ya sabes que siempre le pongo un poco de "pimienta" a mis relatos y gracias a personas como tú me animan a seguir.
      Gracias guapetona.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Gracias por contarnos la historia. Un beso

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  7. No sabía estas historias que has contado de San Isidro y de su esposa que me han parecido preciosas.Bueno que a San Isidro le araba un ángel mientras él rezaba si que lo sabía.Al leer que te fuiste a comprar las rosquillas del santo ya me estaba yo saboreando así que me ha decepcionado mucho que no las encontraras menos mal que al menos disfrutaste mucho en la celebración de la Eucaristís.Besicos preciosa

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    1. Pues las he escrito muy reducidas, pero nunca es tarde para daros la tabarra yo volver a contarlas.
      Lo de las rosquillas me trae a mal traer, no las he "catado"...y mira que me gustan.
      Menos mal que en lo religioso si lo pasé muy bien.
      Un besito Charo

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  8. Buena historia, tienes mucha gracias para contarla!! Un abrazo

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    1. Muchas gracias Bienaventurada. Un fuerte abrazo para ti tambien.

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