Cuando llegamos a Alcalá nos encontramos con un sacerdote y ví como saludaba a muchos de mis compañeros, pero cuando vio a mi compañera María Cristina, a ella la saludó muy efusivamente, le preguntó por sus hijos y por como le iban las cosas. Estubieron charlando un rato y después seguimos nuestra visita.
María Cistina, fue compañera mia de trabajo y confidente. Mientras caminabámos, me contó su reconocimiento hacia el cura.
Según me contó, por los años setenta, compró su piso, tenía los niños pequeños (4) y un marido que le daba más a la botella que al trabajo. Ella trabajaba, pero con una hipoteca apenas llegaba, no solo a fin de mes, sino que había veces que el día 10 ya no había en casa más dinero que para la botella de Whisky. Tambien me contó que su marido había días que mandaba al niño mayor que fuese a algún club para comprar la botella, pues como era lógico, las tiendas estaba cerradas.
Era el día de Nochebuena cuando ella volvía del trabajo y en casa no había nada que cenar ni dinero para comprar. El barrio sabía lo que esta familia estaba pasando y por supuesto, el CURA que nos ocupa, que era el parroco y se enteró.
Sobre las 9 de la noche, se presentó el CURA en casa de María Cristina, dijo que si le invitaba a cenar. Al entrar en la casa dejó un paquete que llevaba muy bien embuelto, sobre una mesita que había en el recibidor. A cualquier ama de casa que se presenta un amigo a comer sin avisar le da un repelús. Me imagino que a mi compañera y amiga se le caería el alma a los pies.
María Cristina le dijo que no tenían cena especial, al CURA no le importó. No tenían más que sopa de sobre y unas patatas pequeñas que puso a hervir con piel y todo.
Se sentaron a cenar. El CURA bendijo la mesa bendijo la mesa de un modo precioso, según mi opinión. "SE DIERON TODOS LA MANO Y REZARON EL PADRENUESTRO". María Cristina puso la sopa de sobre en la mesa, después las paratas que comieron quitando la piel cada uno a su ración. Dice que a los niños les hizo mucha gracia pelar las patatas y comerselas.
Cuando terminaron, el CURA salió al recibidor, desenvonvió el paquete, que no era otra cosa que ricos turrones. Los críos daban saltos de contentos...los mayores tambien comieron, incluso el CURA.
El día de Navidad en la homilía. el sacerdote expuso las necesidades de una familia de la parroquia que necesitaba ayuda.
Al día siguiente les llevó lo que había recogido en la colecta, 150.000 pesetas de principios de los años 70.
Este dinero le vino muy bien. María Cristina respiró. Su marido al poco tiempo "reventó" de una borrachera de Whisky, porque a él no le gustaba el vino, no, tenía que ser Whisky (que es mas caro).
Hoy mi querida compañera, a sacado a sus hijos adelante, los ha casado, tiene nietos y aunque vive sola...dice que es la mar de feliz.
Creo que este testimonio lo debía de haber contado en Navidad. Pero es que hoy he visto a mi amiga María Cristina...las dos estamos jubiladas.
Quizá penseís porque he puesto CURA con mayúsculas...pues simplemente porque se lo merece.
Una historia conmovedora amiga que triste situación y que CURA más extraordinario. Besicos
ResponderEliminarSabía que te iba a gustar el CURA, y sí, es una buena historia. Como os decía he visto a mi amiga, venía de correr aunque ya no podemos hacerlo camina todos los días...está en forma.
EliminarUn besito amiga Charo.
Qué maravilla. Esos curas son los que me hacen creer. Un beso
ResponderEliminarTe digo lo mismo que ha Charo, "sabía que te iba a gustar.
EliminarYo he tenido la suerte de dar con buenos curas siempre.
Un gran beso Susana.
Una historia para nublar los ojitos, Ma de los Angeles! Por fortuna hay CURAS como este que verdaderamente
ResponderEliminarhacen honor a su vocación, un abrazote!
Que no se te nublen los ojos querida María Cristina. Hoy, gracias a Dios mi amiga y todos sus hijos estan bien.
EliminarNuestro encuenytro fue casual, pues ella venía de caminar y yo salía a por el pan, nos alegramos mucho de vernos, pues ambas estamos jubiladas. Pero lo importante es que está bien.
Un abrazo querida amiga.
Un CURA, atento con las necesidades de sus parroquianos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí que lo estuvo amigo Alfred, Yo no tuve la suerte de conocerle mas que ese día, pero todos hablaban muy bien de el.
EliminarGente cono él nos hace falta en este mundo.
Un abrazo querido amigo
Me gustó la historia de tu amiga. Besos.
ResponderEliminarGracias querida Teresa. La ví de casualidad pero me alegró mucho verla, Como ta sabes, estamos las dos jubiladas, pero nos dió una gran alegría.
EliminarUn besazo.
que bello lo que escribes
ResponderEliminarPerdona por no contestarte antes: tu si que eres bella querida Recomenzar.
ResponderEliminarEso que me dices, seguro que te ha gustado. Un beso
Te aprecio y me encantas
ResponderEliminarabrazos desde Miami