Como todavía no se me ha quitado el pesar que sentí ayer respecto a lo que ocurrió en mi comunidad, y como aún sigo un poco cabizbaja y mi ánimo no está muy alegre, voy a contaros una de miedo para que estemos todos igualmente cabizbajos y patidifusos. He empezado por asustar a mi hijo sin querer. Había dejado la luz de mi dormitorio encendida, él creía que estaba dentro... pasa y dice:-¿Donde estás mamá? En ese momento salgo de mi baño que está justo enfrente y al salir envuelta en el albornoz y decir:-!Aquí estoy¡...Ha dado un respingo que ha dicho hasta una palabrota, que por cierto no le cuesta mucho decirlas...Además el pobre venía con una cenita de esas preparadas para alegrarme un poco. No ha pasado nada. Como la cena me parecía muy rica, hemos abierto una botella de champán (para mí, el bebe coca-cola), y hemos cenado de maravilla.
Pero no os vais a escapar de un poco de miedo, allá voy:
Esto está catalogado como "Misterios sin resolver".
Eran dos hermanas gemelas que se llevaban muy bien, nunca se peleaban ni discutían. Por razones de trabajo, junto con sus padres, tuvieron que cambiar su residencia a la Ciudad, donde estaba una carretera que era peligrosisima en esos momentos.
Las niñas tuvieron que cruzar solas porque a la madre la llamaron del trabajo para que fuera urgentemente.
Les dijo a las niñas que cruzaran solas pero que tuvieran cuidado, mirando a los dos lados. Las niñas obedecieron. Nada más girarse la madre para marcharse oyó un golpe muy fuerte detrás de ella. Eran sus hijas, habían sido atropelladas por un camión, desgraciadamente, las dos habían muerto.
Cuatro años más tarde la madre, aún joven, ya que tenía 34 años, todavía vivía en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningún día a sus dos gemelas.
Afortunadamente, había vuelto a tener más hijos y casualmente eran dos gemelas muy parecidas a las que murieron atropelladas. Esto hacía que la madre olvidara en parte ese trágico suceso. Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera.
Un día las dos niñas estaban jugando y decidieron cruzar la carretera. No venía nadie en ningún sentido, no había peligro. En el último momento apareció su madre que chillando muy alterada les dijo que no cruzaran, a lo que las niñas respondieron al unisono:- Si no pensábamos cruzar,...ya nos atropellaron una vez y no volverá a ocurrir...
Sin más comentarios, os deseo una buena noche...
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