Los peregrinos que tenemos en Coslada, la mayoría son italianos. Los que hemos recibido en el instituto Luis Braille que está cerca de mi casa los pobres son los que todo el mundo conoce, pues vinieron con una gastroenteritis de tres pares de narices. Estos chicos habían estado en Granada unos días con la comida metida en las mochilas, aparcaron estás al sol mientras se bañaban, claro la comida preparada que llevaban les sentó como un tiro, o mejor dicho, como dos tiros, los pobres venían hechos unos zorros, no todos, claro está, pero algunos al día siguiente de llegar a nuestras manos, estaban que no se tenían de pie. Mientras sus compañeros se iban de turismo, ellos no salían del water. Pedimos ayuda y rápidamente vinieron: Protección Civil, el Samur, los del Sumo (112), la policía y el Teniente de Alcalde con todo su séquito, el Alcalde no pudo por estar de vacaciones, después de reconocerlos bien reconocidos, pues cada entidad traía su médico, decidieron que tenían que ser hospitalizados, así se hizo.
Todo esto ocurrió el primer día.
Los demás días, después de darles el desayuno se marchan, entre trapurreos por ambas partes les indicamos los lugares que quieren visitar. Los más se interesan por el jardín Botánico, el Reina Sofía, el Prado y el Tissen, entre ellos hay uno la mar de gracioso y solo save decir...Yo quiero ir al Santiago Bernabeu, aún esta mañana cuando le he visto,le he preguntado si ha estado en el Prado, me ha vuelto a contestar...Yo al Santiago Bernabeu.
Después de que se han ido y hemos cerrado el instituto hasta esta noche, nos hemos ido a la Parroquia pues había catequesis con unos cubanos (con estos nos hemos entendido de maravilla), al frente venía nada más y nada menos que su eminencia el Cardenal Ortega, nos ha dado una conferencia maravillosa, quizá en otro momento cuente algo de ella. Nos habían avisado que como se trataba de una personalidad de Cuba, podía haber espías, yo que muchas veces me paso de lista, me he dedicado a vigilar a ver si descubría alguno. Por fin en el fondo de la iglesia, veo a dos hombres muy serios, vestidos con camisetas azules, los brazos cruzados...me digo...tate...estos son. Desde ese momento no les quito la vista de encima, cuando termina monseñor su charla y se prepara para decir la misa, veo con gran asombro, que aquellos dos hombres que a mí me habían parecido espías de Fidel Castro...eran ni más ni menos que dos sacerdotes mexicanos que venían con otro grupo de peregrinos. Como siempre...he metido la pata. Sin embargo todo ello ha sido muy enrriquecedor.
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