Es curioso, cuando te encuentras con alguien que no has visto hace tiempo, lo primero que dices es aquello de ¿Te acuerdas de...? Y efectivamente, te acuerdas. Eso fue lo que ocurrió el viernes pasado cuando me encontré con una prima hermana que, aunque no hacía mucho que nos habíamos visto, siempre decimos los mismo. Además de mi prima, es una buena amiga. Cuando le dije a mi nieta que la había visto y de lo que habíamos hablado, riéndonos un montón, me dijo que se lo contara, yo le dije que ya lo había puesto un día en el blog pero me pidió que lo repitiera que ella no lo había leído, por este motivo y a petición de mi querida nieta Alba...lo cuento otra vez:
La madre de mi prima era hermana de mi madre, estaba casada con el molinero de Campo de Criptana, por este motivo íbamos de vez en cuando a verlos. Siendo yo muy niña, tuve la fortuna de ver los molinos moliendo con el viento, no os podéis imaginar la fuerza con que mueve las velas el viento y el ruido que hacen, aquello jamas lo puedo olvidar. El molino de mi tío se llamaba "El burleta" los que halláis leído Don Quijote de la Mancha, os sonará. Este molino lo heredaban de padres a hijos, mi tío, fue el último en tenerlo.Una de las veces que estuve con ellos un verano, ocurrió algo que cada vez que lo recordamos, no paramos de reír.
La casa de mis tíos era la clásica casa castellana, grande, con muchas habitaciones, patios y azotea y...corral, aquí en el corral ocurrió el lío:
Las casas manchegas antiguas no tenían cuarto de baño como ahora y había que ir al corral...En dicho corral además de gallinas, había un gallo, enorme de grande que nos tenía a todos a raya, si, porque cada vez que mi prima o yo teníamos que entrar, el muy zángano se tiraba a nuestras piernas. Mi tía con las sayas y el refajo no le llamaba la atención y mucho menos mi tío con sus pantalones de pana, pero nosotras con la minifalda eramos presa de sus picotazos, tal es así, que mi prima llamaba a su madre para entrar al retrete, entonces, la tía iba con un palo y le decía:-¡Anda, pícame a mi! Y así nos las apañábamos.
En el corral, mis tíos habían hecho una especie de cabina para tener más intimidad, esta cabina tenía una especie de asiento con un agujero, no te veía nadie...excepto el gallo que siempre estaba debajo.
El tío como iba protegido por sus gruesos pantalones no tenía ningún miedo, pues a él no le atacaba, pero un día...El gallo se puso debajo...el tío estaba tan tranquilo...el gallo que salta y...¿Donde creéis que pico al tío? Nosotras escuchábamos los gritos desde la azotea que estábamos tomando el sol. Rápidamente bajamos a ver que pasaba y,oímos al tío decir:- El. C...del gallo me ha picado en todos los H...Ayyy, me ha "desgraciao".
Nosotras nos fuimos al molino por si se escapaba alguna "Chuleta" y nos la encontrábamos nosotras y no volvimos hasta la hora del almuerzo.
Nos sentamos a comer, muy calladitas, eso si. A la mitad de la comida, le digo a mi tía que está muy rica la comida, no era cordero ni pollo, pues era una carne roja y muy rica, entonces mi prima le pregunta a su madre:-Madre, que es esto...Mi tía nos mira y nos dice:-Ya podéis entrar agusto en el corral, el gallo no os va a picar más. ¡¡¡Madre!!! ¡¡¡Tía!!! decimos las dos a la vez. -¿No será el gallo? Ella contestó...efectivamente, es el gallo.
Así fue como acabo el gallo del gallinero de mis tíos, eso si, como era viejo, tenía una carne roja y...estaba de rico.
Jajajajaj..., se lo tenía merecido, no podía ser de otra manera.
ResponderEliminarPero pobre tío, lo tuvo que pasar bastante mal, pero tuvo que picarle a él para que el gallo acabase en la mesa, mientras os picaba a vosotras a nadie se le ocurrió preparar una suculenta cena.
Besos Mª Ángeles.
Tienes razón Elena,además ya sabes como era la gente de aquellos tiempos. Si se nos llega a ocurrir hacerle algo al gallo, nos habían metido a nosotras en la cazuela, jajaja.
EliminarMe alegro haberte sacado una sonrisa.
Besitos Elena
JaJaja! Muy ameno tu relato. Me encantó. Me acuerda una vez que unas galllina me brincaron encima por estar molestando a sus pollitos.
ResponderEliminarPor cierto te comento que si mi relato-Cuando Rie la Hiena, es producto de mi imaginacion. La verdad, es que da miedo!
Marylin, me alegro haberte hecho sonreir.
EliminarRespecto a tu relato, si no es producto de tu imaginación, a la que le da miedo es a mi.
Un beso
Gracias por su relato tan ameno y simpático. He tenido gallinas hace años claro! y sé que hay gallos muy , pero que muy gallitos jaja!!
ResponderEliminarGracias por quedarse a mi lado.
Le dejo un beso de mi ternura
Sor.Cecilia
Sor Cecilia, es un placer haberla encontrado. Me alegro de que le gustara mi "historieta".
EliminarUn fuerte beso
Muy divertido el suceso, aunque a tu tío seguro que no se lo parecioó tanto...ja,ja,ja
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Hada...según veo a ti también te ha hecho gracia mi pequeño relato.
EliminarPrometo otro para mañana.
Un besote
Y finalmente le llegó su merecido al gallo; confieso que en la parte donde tu tío grita realmente me dolió como adentro al relato (para un hombre es muy fuerte leer cosas así, ;-) ).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, muy divertida la historia (sólo para escucharla o presenciarla).
Juan, no me seas quejica, que hasta ti no llegó el gallo.
EliminarResulta que ahora mi prima y yo, nos reimos más recordándolo que entonces. Claro que si nos ve mi tío reirnos, nos da con el garrote, jajaja.
Un abrazo
Hemos asistido a una merecida reformulación del conocido refrán culinario. Así, en este caso, tendríamos que hablar de "ave que pica, a la marmita". Con esto, querida María Ángeles, he de decirte que me ha encantado la anécdota.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,
Ángel.
Ángel, gracias por tus palabras, estrujaré mi cabeza a ver si encuentro algo que te haga sonreir mañana.
EliminarUn beso
Encantador relato, muy divertido y tambien bastante ilustrativo.
ResponderEliminarTodos nos hemos reido y divertido con tu historia, pero creo que el unico al que no le hizo nada de gracia; fue a tu tio.
Un beso "Gata" y gracias por alegrame el dia.
Pluma y Data, no sabes lo feliz que me siento por sacaros una sonrisa. Había un cura en Madrid hace varios años, que decía:
Eliminar¡Siempre alegres, para hacer felices a los demás! Yo quiero llevar ese lema.
Un beso muy fuerte
María del Carmen, eres un encanto, siempre llegas en el momento oportuno, cuando uno se siente solo, ahí estás tú, cuando siente morriña por el amor perdido en un día como hoy...ahí estás tu. Gracias guapa yo también te envío muchos Besos.
ResponderEliminarHola Mari Angeles, por fin te encuentro.
ResponderEliminarEste relato tuyo es muy bueno.Me ha recordado algo parecido también en un corral de la mancha, y e vuelto a reír como el día que le pasó a una tía mía. Parece ser que a todos los gallos les daba por picar la carne desnuda.
Espero poder seguirte.
Un abrazo.
Rafaela, gracias por tu amabilidad, espero que no tengas mucho que hacer y si un ratito para visitarme.
ResponderEliminar¡Que pena que ya estén casi desaparacidos los corrales! ¿Verdad?
Un saludo