Esta historia ya la puse en otra ocasión pero por si alguno de mis nuevos seguidores no ha llegado tan "lejos" y además se que les gusta las cosas un poco raras, con mucho gusto la vuelvo a contar. Esto es totalmente cierto, me la contó una vecina que es enfermera, así me la relató:
No lo he soñado, ni es producto de mi imaginación. Esta es una historia que me ha ocurrido a mi.
Había tenido toda la semana el turno de noche, desde las 11 PM, hasta las 7AM. Ya era domingo y se notaba el cansancio. Como cada mañana me dirigí al metro y después a la estación de Renfe. Allí tomé el tren hacia la estación de Atocha. Cansada llegué a mi destino, bajé del tren y atravesé el anden hacia las escaleras mecánicas.
Había poca gente, era domingo y a las 8 AM la mayoría del personal está en su casa. Pisé los escalones de la escalera mecánica y mientras me dejaba ascender por ella volví la cabeza. Nadie más subía en mi escalera, en el andén había escasamente cinco personas. Me fije en un hombre de mediana edad, con un jersey de color granate, pelo canoso y grandes entradas. Él me miraba, apoyó su antebrazo en la cinta negra de la escalera de al lado mientras está le llevaba hacia arriba.
Me volví de nuevo, y en ese momento algo me resultó extraño. Empecé a pensar rápido: " hay solo dos escaleras, la que sube, es decir, la mía, y la que baja, es decir...,donde iba ese hombre"...Rápidamente me giré de nuevo, ese hombre ya no estaba allí. Me fijé en las escaleras y ciertamente, esas bajaban. Me agaché y recorrí con la mirada el andén...Ni rastro de ese hombre.
Solo había dos maneras de salir de allí, por las escaleras o cruzando las vías que había a ambos lados.
La cuestión es que ese hombre iba ascendiendo por unas escaleras que en realidad bajaban.
¿Quien era ese hombre del que aún recuerdo sus rasgos, su ropa y su postura? ¿Donde se esfumó? ¿Que era en realidad? ¿un espíritu?
Días después me estuve informando y, al parecer en Atocha no soy la única a la que le ha ocurrido algo de esto, ni son pocas las historias que se cuentan de este tema.
Espero que no dejéis de ir por la estación de Atocha como ha hecho mi amiga Piluca.
Ya esta esto, como para pensarselo.
ResponderEliminarMenos mal que yo no tengo que pasar muy a menudo por esa estacion, pero ahora que ya se algo de ella; le evitare en el futuro.
Un beso y un abrazo gata. Siempre tan amena aunque el asunto no este como para risas.
No lo creas, pues si vienes a Madrid, pienso llevarte a la estación aunque sea cogido de una oreja.
EliminarUn beso Pluma...
ja ja ja, por lo que sé de tu amiga Piluca, que no duerme la noche que le cuentan estas historias, de seguro por ahí no va, muy bien contada Ma.de los Angeles, un abrazo
ResponderEliminarEl caso es que le gusta y tiene miedo, Después de enterarse de esta historia, me hizo que le enseñara donde había ocurrido, yo la llevé...desde ese día no ha vuelto por la estación, jajaja.
EliminarUn beso María Cristina
Gefällt mir gut was ich hier lese...
ResponderEliminarLieben Gruß
CL
Que cerca estamos los europeos y que lejos por el idioma.
EliminarGracias por la visita.
Saludos
Muito obrigado por visitar meu blog. Um belo dia. Uma história interessante. Poderia ser um espírito, é muito possível. Com respeito.
ResponderEliminarEncantada de haberte visitado, escribes cosas muy bonitas.
EliminarYo también pienso que puede ser un espíritu.
Saludos