miércoles, 20 de febrero de 2013

Miedos

Casi todos nos reímos cuando alguien tropieza, se cae y le dan un susto inesperado. Como cuando mi hijo aparece por el pasillo y yo salgo de la cocina y me sobresalto, debo de poner cara rara porque el muy gracioso se ríe.
Algunos pequeños sustos son un poco más serios, como el caso que nos ocupa.
Una de mis amigas (niña de la guerra, de la posguerra y de...), la pobre siempre se asusta y por casi todo tiene miedo. Me contaba un día que cuando tenía 3 años empezó la guerra civil, tenía 4 hermanos más, ninguno pasaba de los 10 años. Cuando empezaban los bombardeos sus padres los tenían que levantar de la cama (pues siempre eran al amanecer) y casi a medio vestir salían corriendo a refugiarse en los andenes del metro de Madrid donde vivían. Me contaba con los ojos húmedos que ella siempre se caía por las escaleras y lloraba, su padre la cogía de la mano, pues llevaba en bazos a otro de sus hijos. Cuando llegaban al metro, se sentaban a un lado del anden y tapaditos con una manta los pequeñines se quedaban dormidos hasta que su padre les decía que ya había pasado el peligro y volvían a casa.
Como vivían a las afueras de la ciudad cada día corrían hacia un sitio, quizá sus padres buscaban lo más cerca para refugiarse. Una de esas veces se quedaron en un descampado pues los aviones estaban muy cerca y no llegaban a los refugios. Era un trigal, para que no fuesen vistos desde arriba, su padre los  mandó que se tumbaran en el suelo y los tapó con una manta y allí estuvieron hasta que pasó el bombardeo del día.
Luego llegó la posguerra, de esta yo también recuerdo algo. Los mayores en las tertulias solo hablaban de lo que habían pasado tiempo atrás, sin darse cuenta de que estábamos los niños presentes.
Como había escasez de cosas se cometían robos, pero robos que ahora darían risa, robaban pequeñeces y cosas que ahora (mejores) tiramos a los contenedores de basura.
Un día los mayores estaban comentando que habían robado un colchón a través de una ventana, lo habían enrollado y no se dieron cuenta de que se llevaron a un niño que dormía en él. ¡Dios! que repelús me dio, creo que todavía siento miedo cuando recuerdo aquel suceso. Además nosotros vivíamos en un piso bajo, justo debajo de la ventana estaba mi cama, aquella noche y muchas más no me quería acostar...más de un coscorrón me gané.
Esto es solo un pequeño recuerdo de mi infancia. Se lo dedico a todos aquellos que pasaron estos "sustos". Espero y deseo que todavía queden muchos.

8 comentarios:

  1. Menuda sorpresa al desenroscar el colchón y ver a la criaturita...yo cuando me asusto por algo siempre se me escapa un grito, y en bastantes ocasiones este grito mío ha asustado al que me asustaba a mí y acabamos riéndonos.Besotes

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    1. Yo también soy muy escandalosa y cuando me dan un susto, creo que se asusta más el que me lo da a mi.
      En aquellos tiempos de mi recuerdo teníamos motivos para asustarnos.

      Un fuerte beso Charo

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  2. María de los Ángeles:
    Mi abuelo Braulio llegó a la Argentina en 1910, era nacido y criado en Asturias.
    Un día me dijo: "que nunca haya una guerra en tu país".
    ¡Qué razón tenía!
    Un gran abrazo.

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    1. Tu abuelo era sabio. ¿Que pensaría ahora de las barbaridades que ocurren en el mundo?
      Supongo que ya tu abuelo no volvió a España, vaya mi recuerdo cariñoso para él.
      Un abrazo Arturo

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  3. Pues con lo que nos está cayendo ahora encima, no sé qué nos quedará de ver. De momento los robos están a la orden del día. Un abrazo

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    1. Hada, aquellos robos eran nimiedades comparado con las cosas tan terribles que hacen ahora.

      Un beso

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  4. Hola Maria Angeles.
    Gracias por tu visita.
    Sabes a veces los sustos pueden crear traumas.
    Yo naci en el 49, el día 26 de este mes cumplo 64 febreros.
    Recuerdo que mi madre, cuando no me quería comer la verdura ( y ahora me encanta),me decía
    "Una guerra tenías d´haver passat". "Una guerra tenían que haber pasado".
    Y la mujer, pobrecilla bastantes mañas tenía para alargar el dinero y que no nos faltara la comida ni el vestir y las cosas imprescindibles.
    Esperemos que no vuelva nunca más una Guerra Civil.
    Tengamos aunque cin esfuerzo el pensamiento positivo.
    Un beso desde Valencia, Montserrat

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    1. Montserrat, yo he visto a mi madre lamentarse de que no le sobraba un real a fin de mes. Y a mi abuelita llorar porque se le cayó a la chimenea un duro de papel y se le quemó la mitad.
      Hay veces que pienso "Si viviera mi abuela le llenaría la faltriquera de euros de papel para que no llorase"
      Sin embargo, ahora, se le da poco valor a las cosas. Será porque tenemos demasiado.
      Me encanta que me pongas palabras en valenciano, haber si lo aprendo.
      Un beso

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