miércoles, 14 de agosto de 2013

Los duros de plata

El calor que tenemos en Madrid es propenso para zanganear. Yo no iba a ser menos.
Desde mi mecedora mirando al techo me ha pillado mi hijo. En ese momento yo tenía el pensamiento muy lejos...
Estaba por los años cincuenta viendo discutir a mis padres, casi siempre por la economía. Esta no subía, pero la familia si aumentaba, éramos más que numerosa.
Un día mientras discutían, mejor dicho, la que hablaba era mi madre, mi padre solo decía...si, no, bueno, o...lo que tu digas.
Después de un rato, mi padre dijo:-Si no hubiese sido por tu madre hoy no estaríamos tan apurados.
Nosotros los tres mayores queríamos saber qué hizo la abuela, mi madre dijo que nada, mi padre dijo:-Arruinarnos.
Nosotros queríamos saber más e insistimos. Con la oposición de mi madre y con mucha gracia, mi padre nos lo contó:
-Veréis hijos, cuando yo estaba en Brunete en plena guerra, mamá y la abuela estaban solas en Recas, oyeron que iban a ir militares y los del pueblo que eran más tontos que ellas, creían que iban a robar, así que decidieron esconder sus pertenencias. Mamá y vuestra abuela que eran más tontas que "un puchero boca bajo"( jajaja, reímos nosotros).-No le hagáis caso-dijo mi madre. Pero él siguió.
-Las dos decidieron esconder lo que tenían, mamá lo que más valoraba era su ajuar, que lo tenía en  el baúl rojo (siempre lo hemos visto en casa), no se les ocurrió más que enterrarlo en el establo, para ello hubieron de hacer tal hoyo, que cuando regresé al final de la guerra, casi me dejo los riñones tratando de sacar el maldito baúl.
Más risas nuestras.
Mi madre ya se estaba mosqueando y decía que se callara, entonces uno de mis hermanos dijo:-Papá ?Qué hizo la abuela?
-Lo de tu abuela fue peor, ella  no enterró ropas, lo que hizo fue enterrar la fortuna que tenía, que eran duros de plata y los pendientes de todas sus hijas, incluidos los de vuestra hermana. Pero no es eso lo malo, si no que lo escondió ella sola y cuando terminó la guerra no sabía donde lo había escondido.
Dijo que cerca del tronco de un olivo, pero...¿Qué olivo? En Recas había una gran extensión de olivares.
Cada vez que mi madre decía que le hacía falta dinero, mi padre sacaba el tema de los duros de plata. Nosotros nos lo pasábamos muy bien, pues él tenía mucha gracia y le gustaba cabrear a  mi madre,
No se como se las apañaban, pero cada vez que se sacaba el tema y discutían...a los nueve meses teníamos otro hermanito...Ahora si lo sé...
¡¡¡Ah, el tesoro aún no ha aparecido!!!.

6 comentarios:

  1. Vaya con tu abuela mira que no acordarse donde enterró su tesoro, me ha hecho recordar que mi madre tenía también algún tesorillo en un cajón que cerraba con llave y luego escondía esta de tal forma que siempre acudía a mí para buscarla por toda la casa porque a ella se le olvidaba donde la había escondido........la memoria juega malas pasadas a cualquiera.Besicos

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    1. Mi abuela no es que tuviese mala memoria, no, es que fue como esconder una aguja en el pajar.
      Ya sabes que por toda la llanura manchega solo hay viñas y olivares y ella buscó un "olivo seguro", jajaja.
      Haber si alguien me acompaña a buscar el tesoro de la familia. ¿Nos quejamos de los bancos? Por lo menos hay está seguro...
      Un besito Charo

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  2. Ja,ja,ja. Muy gracioso. ¡La de historias que se pueden contar sobre la guerra! Yo tengo muchas guardadas entre papeles. Historias de familia y otras que me contó mi padre que fue testigo en primera persona de muchos episodios sangrientos.Muchas veces me pica el gusanillo de contarlas...¡Tal vez algún día! Un beso

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    1. No te lo guardes, descúbrelo. Hay muchas cosas hermosas aunque algunas sean tristes como el caso de que mi familia sea "pobre", jajaja.
      Un beso Hada...

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  3. Ma de los Angeles, hermosa historia familiar, entrañable, gracias por compartirla, un abrazo!

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    1. Gracias a ti por visitarme. Las historias familiares siempre son interesantes, aunque algunas veces nos hagan llorar.

      Un abrazo María Cristina

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