El rabino Isaac tenía un sueño recurrente en el que una voz le ordenaba que viajase a Praga y que, una vez allí, empezara a cavar debajo del puente que conduce al Palacio Real hasta encontrar un tesoro.
Como pasaban los meses y el sueño persistía, al final decidió hacer el largo viaje para comprobar qué había de verdad en esa revelación.
Cuando llegó a su destino, constató desolado que el puente era constantemente vigilado por dos soldados.
Así que cada día, desde la distancia, se pasaba un buen rato observándoles.
Ese gesto no pasó inadvertido al capitán de la guardia que, cuando lo vio llegar una mañana más, se acercó a él para averiguar el motivo de su presencia allí.
El rabino, superando sus recelos, decidió confiarle su sueño.
El capitán se echó a reír y, a su vez, le confesó al venerable rabino:
-¿Sabe usted que si yo hiciera caso de mis sueños estaría buscando por Polonia a un tal Isaac, hijo de Ezequiel, que según mis sueños tiene un tesoro en un rincón de su cocina?
El rabino quedó impresionado y rápidamente regresó a Polonia. Cavó entusiasmado en su cocina y encontró el tesoro.
Y es que, a veces, recorremos un largo camino en busca de la felicidad cuando realmente está muy cerca de nosotros, en nuestro interior.
Ma de los Angeles, es así, pero hay que salir primero para saberlo, la ley de la vida, un abrazo!
ResponderEliminarSi maría Cristina las cosas son diferentes en la práctica.
EliminarUn fuerte abrazo
Bonito cuento y muy cierta su enseñanza.Besicos
ResponderEliminarHola Charo, todos los cuentos son bonitos tenemos que tomar sus enseñanzas.
EliminarUn beso
Que bonito final, es de los que no te esperas. Gracias. Besicos.
ResponderEliminarEs cierto trimbolera, hay veces que tenemos las cosas cerca de nosotros y no las vemos.
EliminarUn besito
Sabia lección, querida amiga.
ResponderEliminarEste año, si Dios quiere, visitare Praga.
Fuerte abrazo.
Gracias por la visita Ricardo, estoy segura de si vas a ir a Praga y de paso, te puedes dar una vueltecita por Madrid, que tampoco es manco.
EliminarUn fuerte abrazo
Me encantan tus relatos porque al final siempre tienen una moraleja buena. Me despido de ti Mª Angeles por la Semana Santa, así que un abrazo muy grande amiga.
ResponderEliminarQue pases una buena Semana Santa y que vuelvas renovado de todo, de cuerpo y de Espíritu. Claro que tu Alma debe de estar muy limpia.
EliminarUn abrazo