Piluca siempre me dice que lee mis cosas antes de acostarse pues a sí se va a la cama sonriendo, menos el día del pajarito, que siguió llorando hasta que se durmió. Hoy quizá también llore ella y muchos más como también he llorado yo cuando he leído lo que voy a contar. Es la historia de un premio Nobel..ahí es nada.
Mario Capecchi, es genista molecular. Es ítalo estadounidense. Ganó el premio Nobel de medicina en 2007 junto a sus colegas, Oliver Smithies y Martin Evans. Fueron premiados por sus trabajos pioneros en el campo de la manipulación genética de animales, con la intención de "imitar" modelos de enfermedades humanas como el cáncer o la fibrosis quística. *Dice, tengo 71 años: cuanto más estudio, menos sé y más me divierto*.
Nació en Verona durante la gran guerra. Vivía en los Alpes Tiroleses y la Gestapo fue a buscar a su madre, tenía tres años y medio.
Su madre, Lucy Lamberg se enamoró de un aviador italiano, Mario Capecchi. Lucy era una poetisa, una intelectual antinazi y presentía que iban a ir a por ella. Por eso vendió todo lo que tenía y les dio el dinero a unos granjeros del Tirol para que cuidaran de su hijo por si algún día le pasaba alguna cosa...y le pasó.
Acabó en un campo de concentración. Los granjeros le cuidaron durante cuatro meses, pero un día el dinero desapareció sin saber como y el pobre niño acabó en la calle !Dios mío¡ !Solo tenía 4 años¡ Sí cuatro y medio y estuvo hasta los 9 años sobre viviendo en las calles con una pandilla de chiquillos.
Eran un grupo de críos que robaban en pandilla para poder comer por toda la Italia de la posguerra.( en el artículo que he leído, dice que siempre tenía hambre).
Al final le internaron en un hospital con fiebre tifoidea y mal nutrición durante un año.
En 1945 su madre fue finalmente liberada y después de 18 meses de búsqueda, finalmente lo encontró.
Lucy fue liberada el día que Mario cumplió 9 años, le costo 2 años encontrarlo entre aquella pandilla de delincuentes:habían salido del Tirol y acabaron en Calabria.
Lucy con su hijo decidió irse a América, porque allí tenía un hermano. Fueron a Filadelfia. No aprendió a leer hasta los 13 años, y dice, "Pero entonces ya sabía todo sobre la vida: me las había ingeniado para sobrevivir". Estudió, progresó...palabras suyas. "Siempre he pensado que lo que aprendí entonces con aquellos ladronzuelos, me sirvió después como investigador: una cierta intuición del porvenir".
Capecchi siempre sonríe. Dejó atrás una infancia dura. Todo lo que le fue abverso, le sirvió para crecer.
Todas las fotografías que he visto de él, en todas está sonriendo.
Yo como madre que soy de hijos mayores a los que todavía creo que les hago falta, me imagino a este niño y a otros muchos como él con cuatro o cinco años vagando solitos por las calles en busca de algo para comer...he llorado y casi he pataleado, no puedo soportar ver a un niño sufrir, ellos todavía no han hecho nada malo, pero quizá algún día lo hagan y luego nos lamentaremos.
Y esa madre, sin saber donde está su hijo...!Cuanto sufriría hasta que lo encontró¡
¿Y los sinverguenzas de los granjeros? Perder el dinero...!sinverguenzas¡ a un niño no se le pone en la calle y menos tan chiquitín...
Ya corto, porque si no voy a seguir llorando:
Esta entrada se la dedico a mi vecina Mª Jesús, que es muy sensible en todo lo que respecta a los niños.
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ResponderEliminarMil gracias por la dedicatoria ;). Ya sabes que soy algo rencorosa y yo, si fuera la madre, les habria prendido fuego a la granja, pero eso, que yo soy pelin guerrillera. Gracias de nuevo por acordarte de mi. Besoteeee
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