martes, 4 de mayo de 2010

el gallo

Mis tíos tenían un gallo que no era sólo el rey del gallinero, era también el rey y amo del corral.
Me invitó mi prima Victoria a pasar el mes de agosto con sus padres en Campo de Criptana; mi tío era el molinero, vivían de moler la harina a casi todos los habitantes del pueblo. La última vez que estuve con ellos, los molinos estaban ya sólo para el turismo.
Lo pasábamos muy bien paseando por la sierra entre los molinos, más de un vez nos echábamos la siesta en uno de ellos, pues allí hacía mucho fresquito.
Bueno lo que nos ocupa ahora es el gallo:
Como es natural, estaba en el corral, pero en el corral también había un retrete al que no teníamos más remedio que acudir de vez en cuando. El gallo tenía manía a mis piernas y a las de mi prima, más a las de mi prima que eran las piernas mas largas y bonitas que yo haya visto. Claro, a mi tío no se las veía porque llevaba pantalones y mi tía, la enagua, el refajo, la saya, claro no veía más piernas que las nuestras( entonces se llevaban poco los pantalones), así cuando teníamos que entrar al corral, el gallo salía a picárnos, nosotras corríamos y llamábamos a la tía, esta entraba, cogía un palo y le decía:-¿me vas a picar a mi?, anda pícame, y el condenado del gallo corría a esconderse, ella se ponía en la puerta y nos esperaba. Esto ocurría todos los días.
Un día, entró el tío, claro el gallo ni apareció. El retrete estaba hecho sobre una plataforma de cemento con una tabla que tenía un agujero y los excrementos caían al corral, el gallo se paseaba dando vueltas quizá esperando a ver si podía picar algo y aquel día, saltó y picó al tío en...
Oímos al tío chillar...al momento oímos palabrotas, se había quitado el cinto y no paraba de dar cintarazos a diestro y siniestro, pero según nos dijo no atinó ni una sola vez al gallo.
Como sabíamos que el tío estaría cabreado (y con razón), nosotras nos fuimos hacia los molinos y allí pasamos toda la mañana.
Sobre las dos de la tarde, bajamos a comer, no se nos ocurrió preguntarle al tío lo que había pasado. Nos sentamos a la mesa, sale mi tía con la comida, que por cierto, olía que daba gloria, y nos pusimos a comer.
Mi prima, cuando vio en su plato aquel muslo de pollo tan enorme, dijo:
-Madre, ¿no será este muslo del Gallo? su respuesta fue:
-Comer y callar...ya no os va a picar más.
Nosotras nos miramos, como pensando que ibamos a hacer...pero el hambre es muy mala...comimos el mejor gallo del gallinero, tenía la carne oscura de viejo que era, pero... !Estaba de rico¡

1 comentario:

  1. Vaya te llevaba leyendo ya tiempo, y no encontraba el momento de ese escribirte,pero de hoy no pasa, y sobre todo porque principalmente me he reído mucho con esta historia, y porque para mí tiene un componente sentimental muy grande, porque sus personajes son muy cercanos, mi madre y mis abuelos, tú prima y tus tíos.
    Yo también he andado por ese patio, ya sin gallo (evidentemente, fue a la cazuela) y por esa sierra y sus molinos, y sobre todo le he puesto mucho énfasis a la situación pensando en el carácter de mis abuelos. Jeje, me imagino a mi abuelo tirando de cinto y a mi abuela con su gran carácter.
    Lo dicho me ha encantado esta entrada, y todas las demás que haces, no lo dejes nunca. Y ahora a imprimirla para hacérsela llegar a estos que se resisten a las tecnologías, para que igual que yo puedan disfrutar la historia recordándola.
    Un besazo muy grande. MAR

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