sábado, 8 de enero de 2011

relajación

Está lloviendo a mares, se ha oscurecido tanto el día que casi no se ve, no encuentro en la tv. una película de mi gusto...mejor dicho ni de mi gusto de ni del de nadie por que no las hay. No he podido dormir la siesta porque me he levantado a las diez y media (que vergüenza) y además por ser sábado, hemos comido a las tres y media, total, día desastroso.
Antes de empezar a leer uno de mis libros de reyes magos he decidido escribir algo, esto si que me relaja y me gusta mucho. Hoy me he decidido por un héroe.
Todos los madrileños y muchos que vienen de provincias se han dado una vuelta por el rastro de Madrid. Este rastro es el padre de todos los mercadillos no solo de Madrid si no de muchos sitios más.
En casa, recuerdo cuando eramos pequeños y venía algún familiar del pueblo a vernos, era visita obligada llevarlos al rastro. Podría contar miles de anécdotas allí ocurridas pero hoy me voy a centrar el Cascorro, o mejor dicho, en su héroe.
Cascorro era un pueblo de Cuba (al este de Camaguey) que en l898 defendió el soldado español, Eloy Gonzalo, poco antes de las pérdidas de las colonias que teníamos en el Caribe.
Para impedir que el enemigo se refugiase en las casa del pueblo, trató de impedirlo incendiándolas. Se ató una cuerda al pecho para que pudiera ser arrastrado por sus compañeros si caía herido y con una lata de gasolina las prendió fuego. Cayó herido y pudo ser rescatado con la ayuda de la cuerda.
Para este héroe de Cascorro, Aniceto Marinas en l901, hizo una estatua, con antorcha, lata de gasolina y cuerda, situada al inicio de la Rivera de curtidores, pero todos los madrileños la conocemos como la Plaza de Cascorro.Cuando he estado recopilando datos de este buen hombre, he sentido una gran ternura al saber que jamás tuvo familia. Nació en Malaguilla provincia de Guadalajara (España) y murió en Matanzas (Cuba), se crió en la inclusa de Madrid, de allí salió como soldado hacia Cuba, cuando murió... solo tenía 29 años.
En Madrid también hay una calle que lleva su nombre.
Calle de Eloy Gonzalo, cerca de la Glorieta de Quevedo. No puedo remediar sentir cierta pena al saber que este joven nunca haya tenido un abrazo de su madre y además una vida tan corta...
Si sigo voy a terminar llorando.

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