El Retiro madrileño

Ya me es imposible hablar de San Isidro, ya ha pasado todo, la procesión, los toros, me he quedado sin las riquísimas rosquillas del Santo y todo por una subida del termómetro, si del termómetro ese que nos dice que hoy hace frío y mañana calor. Eso es lo que ha pasado hace unos días en Madrid, a mi y a muchos nos ha pillado desprevenidos y nos ha dejado para "El arrastre" como a los toros de las Ventas.
Me empezó a escocer la garganta, luego me dio un poco de afonía y al final, me quedé muda del todo. Lo he pasado muy molesta pero ya voy hablando un poco, lo peor, como digo antes, es que me he perdido las fiestas de nuestro Patrón, San Isidro.
 Para que Madrid vea que no le olvidamos, vamos a meternos en El Retiro y sus misterios:
El Parque en sus principios hacia el año 1630 era para el recreo de los nobles de la época. Carlos III considerado como el mejor Alcalde de Madrid, permitio el paso a los madrileños al Parque.
Empezamos por el Paseo de las estatuas:
Su auténtico nombre es el Paseo de la Argentina.
En las épocas de Fernando VII, mando esculpir, estatuas de los reyes que había regentado España desde las épocas Godas.
 Por un mal sueño de la reina, estas no fueron instaladas en su ubicación pensada en un primer momento, las estatuas iban a ser colocadas en las cornisas del Palacio Real, la reina pensó que su sueños había sido premonitorio.
El sueño fue terrorífico, vio como las estatuas caían sobre ellos.
Todas las estatuas mandadas esculpir se erigieron en el paseo de la Argentina, en la Plaza de Oriente y en algunas provincias españolas, ninguna en el Palacio.
La reina tenía, es seguro, que tenía miedo, pero los que la rodeaban se ve que no eran muy valientes, o quizá mejor, tenían remordimientos de conciencia y pensaron, quita, quita, vámonos con las estatuas de turné y caigan donde caigan...alli las dejamos.
La verdad es que son muy hermosas, hubiera sido una pena desperdiciarlas y ahí las tenemos para disfrute de nuestro ojos.