miércoles, 2 de mayo de 2012

La caminera

Aunque hace muchos años la recuerdo perfectamente. Entonces se les llamaba camineros, aquellos que vivían en mitad  del camino entre un pueblo y otro. Eran los encargados de limpiar las cunetas y reparar las carreteras, que en el caso de mi pueblo, eran de piedra y arena. A los camineros que yo recuerdo, vivían entre Recas y Villaluenga, que distan entre ellos ocho kilómetros, estos dos pueblos pertenecen a la Provincia de Toledo de donde era mi padre y toda su familia. Yo, aunque amo mucho a Madrid, también nací en Recas, pero tenía solo tres añitos cuando me hicieron madrileña, pero no por eso olvido a mi amado Toledo. Si escribo alguna "cosilla", siempre la sitúo en Toledo.
Pues bien, lo que recuerdo de aquellos años en los que pasaba temporadas de verano en casa de mis abuelos, no se me olvida, como aquél día en que apareció la caminera con una cesta llena de huevos dando unas voces que la oía todo el pueblo. Era muy simpática y agradable, su casa era enorme, recuerdo que tenía muchos animales domésticos. Para ir de un pueblo a otro, entonces, íbamos caminando.
También recuerdo que hay dos palabras muy toledanas para ofender con el que estés charlando. Una, bolo y la otra papo. El bolo, siempre se lo decían al hombre y eso de ¡Anda papo! era para las mujeres. Esto quería decir que eras tonto. Pues bien, yo aquél día en que la señora caminera llegó a las puertas de la casa de mis abuelos y tíos...me llevé los dos apelativos, me llamaron...Papo tonto.
La finca de mis abuelos era muy grande, en ella vivían ellos con mi tío soltero y mi tía casada con seis hijos. Además de las dos viviendas, tenían la bodega, la cuadra, un patio y un enorme corral.
Estaba mi abuela, mi tía una vecinas, la caminera y ...yo.
Estaban mirando los huevos, yo no se que era lo que miraban, el caso es que incluso los miraban a trasluz y se pasaban los huevos de una a la otra. de pronto dice una:
-Este tiene pollo.
Se pasaron el dichoso huevo otra vez de una a la otra y seguían diciendo que si tenía pollo, que si no tenía, el caso es que una niña que ve estas cosas, lo lógico es que quiera ver el pollo dentro de un huevo. Tanto insistí que me dejaron el huevo, yo lo miraba y lo miraba pero no veía el pollo que ellas decían ver, entonces mi tía hizo intención de coger el huevo de mi mano, se me escurrió... y fue al santo suelo. Me dijeron de todo, pero lo que no olvidé nunca fue aquello que me decía mi tía muy enfadada:
-Mirad, el Papo-Tonto, ha roto el huevo...
Lo que pasó después ya no me acuerdo, solo se que mi abuela que me quería mucho, me cogió de la mano y me llevó con ella.
-Gracias abuelita, te recuerdo todos los días.

16 comentarios:

  1. Muy divertido y entrañable el relato de hoy. Como bien dices, a Toledo le llaman "la provincia del bolo". Así , cuando alguien te pregunta . "¿Y tú de dónde eres?" Puedes responder . "De la provincia del bolo". Y ya todo el mundo de estos contornos sabe que esa es Toledo. jejeje.
    Es curioso lo de los camineros. Yo me acuerdo de ellos, cuando era muy pequeña mis padres tenían una casita de verano en el campo y cerca de ella vivía un caminero con su familia.Yo acostumbraba jugar con sus hijos...¡Qué tiempos! A veces me pregunto qué habrá sido de ellos.
    En fin, son cosas que me han venido a la memoria con lo que has escrito.Unas veces nos haces reir y otras nos pones melancólicos, pero siempre aciertas.

    Un beso muy fuerte

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    1. Hola Hada...Creo que los camineros desaparecieron por los años 70, por aquello del progreso,jajaja.
      La última vez que fui a Recas, me dio mucha pena ver la casilla de los camineros en ruinas.¡Era tan hermosa en mi niñez!

      Un besazo

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  2. Esos recuerdos familiares de la infancia siempre nos hacer felices. Un abrazo.

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    1. Si es verdad,dlt.Gracias a Dios yo los recuerdo muy bien, te agradezco tu visita.

      Un fuerte abrazo

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  3. Que bonito recordar cosas de la casa de los abuelos. Eso de decirnos "valla Papo que tiene" o tonto, era muy normal, menos mal que siempre estaba al quite la abuela o una tía cariñosa y todo se olvidaba.

    Un beso.

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    1. Tienes mucha razón Rafaela, además es muy grato recordarlos y a veces...lloras.

      Un fuerte beso

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  4. Qué bonitos recuerdos Mª Ángeles, también yo tengo muchos y tan ligados a mí que no sería la misma sin ellos.

    Un beso.

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    1. Hola Elena, los recuerdos son bonitos y también recordarlos, aunque los recordados ya no estén con nosotros.

      Un besito

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  5. Viste que susto nos llevábamos si nos retaban!!no se nos ocurría ni levantar la mirada! hoy algunos los chicos son distintos en la crianza.Una vez rompí una botella aceite de vidrio a mi bis abuela y me asuste mucho, ella me calmo diciendo que no era mas que una botella.No me importan los retos, extraño ser niña, a vos también te pasa de seguro, por eso nos acordamos tan bien de todo y lo de la semana pasada seguro no lo recordamos ja!
    besotes!

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    1. Karina, en mis tiempos cuando rompíamos algo, nos ganábamos una zurra, jajaja. Gracias a Dios nosotros no somos de esa manera, aunque no es malo dar de vez en cuando un "garrotazo" a quien no se porta bien,jajaja. Otro gallo nos cantara...

      Un beso muy fuerte

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  6. Historias entrañables de la infancia que nos marcan para siempre y nos alegran el camino áspero de la vida.
    Un saludo.

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    1. Hola Cayetano, lo primero gracias por visitarme, espero que no sea la última vez.

      Un saludo

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  7. Por delante; las disculpas por la ausencia. Aveces la salud nos juega malas pasadas.
    Interesante y calida historia. Esos recuerdos son los que nos hacen mas felices cada dia. Esos pasajes de la infancia que no se borran ni con el alzeimer.
    un beso gata y mañana recomienzo.

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    1. Espero y deseo que no sea nada de cuidado y ya estés recuperado del todo.
      ¡¡¡Claro que te he echado de menos!!!
      Me alegro de que hayas vuelto.

      Un besito

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  8. La reconvención más fecunda es una sincera muestra de cariño y respeto. En definitiva, de puro Amor. De aquel huevo eclosionó, estoy seguro, una vivencia que, como tantas otras, ha calado en ti positivamente. Gracias por compartirnos estos recuerdos...

    Un abrazo muy fuerte, abuela Mª Ángeles.

    Ángel.

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    1. Ángel, gracias por tu visita y también me agrada que te gusten mis "cuentos". Ya se que como filólogo que eres te gustan las cosas del pueblo, voy a estrujarme el cerebro para tenerte contento.

      Un fuerte beso

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