Llevo unos días un poco mustia y a mi lo que mejor me sienta en esos casos, es leer, leer mucho y eso es lo que hago. Me ha venido a mis manos un libro antiguo, que no por ello es menos interesante, he leído cosas espeluznantes, os voy a contar un par de ella, las más suaves:
Como ya sabéis, el Palacio Real lo mandó construir el bueno de don Felipe II y, también se le ocurrió al buen señor, mandar cortarle las manos, la lengua y sacarle los ojos al arquitecto con el fin de que no repitiera otro igual. Pues que bien, (suponiendo que sea verdad), también dice la leyenda que por las noches en algunas salas, se oyen gritos que da el arquitecto, yo por si acaso me cuidaré mucho de pasar una noche en Palacio.
Otra leyenda que se cuenta, es que, cuando el Rey Juan II llegó a Madrid, fue muy bien recibido por los madrileños. Le obsequiaron con un osezno y su domador, fueron instalados en el Campo del Moro. El adiestrador amaestró al animal violentamente.
Una noche, el oso se escapó de su jaula y al día siguiente desapareció el domador.
Contaban los centinelas, que en las noches de luna llena se oían pisadas, gruñidos y gritos humanos.
Algunos afirmaron haber visto entre los árboles, las sombras de un animal y una persona que huía de sus garras.
Esta leyenda cobró fuerza con el paso de los años, así que ya sabéis los que paseáis de noche por el Campo del Moro. Yo seguro que no voy, y no es por miedo, es que me pilla a quince kilómetros de mi casa.
Y para que no falte una tercera, también se dice que al estar la Catedral de la Almudena tan cerca del Campo del Moro y del Palacio Real y todos los edificios y zonas que la acompañan, cuentan que pasan cosas extrañas y que se ven luces dentro a ciertas horas de la noche, pero yo creo que...son reflejos de los coches que por ese sector hay muchos, jajaja.
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