Este fin de semana lo he pasado en casa sola, no me han pasado tantas cosas como al precioso niño,Macaulay Culkin le pasan en la película de ese mismo nombre. Por el contrario, he tenido llamadas telefónicas y mensajes a través del ordenador, pero nada más y he leído mucho.
Como el fin de semana es muy largo, o a mi me lo ha parecido, también me ha dado tiempo de pensar y, la verdad es que he pensado mucho.
Es curioso que los pensamientos siempre se van lejos, los míos, se ha ido muy, muy lejos. Se han ido hacia los años 40, ahí es "na" como diría un castizo.
Me encontraba en la calle Barrilero, una calle toda empedrada de adoquines, no muy ancha, solo tenía una acera, la otra era campo aunque tenía un bordillo que separaba la calzada.
Aunque era una calle humilde, todos los días pasaban los barrenderos, tres, eran tres. Uno iba barriendo y haciendo montones. Los otros dos empujaban un carrito que quizá tendría 4 metros cuadrados e iban recogiendo lo que su compañero había barrido. Paraban el carrito, cogía uno una pala y el otro una escoba, recogían lo barrido por su compañero y lo echaban al carrito que antes habían parado sujetándolo con un palo grueso que colgaba de la base.
A estos hombres les conocía todo el barrio y se les llamaba por su nombre, yo del que más me acuerdo es del señor Juan, este señor a mi me parecía muy mayor, vamos me parecía viejo, por supuesto no lo era pues si no estaría jubilado.
Cuando llegaban a la puerta de mi casa, hacían una parada más grande de lo normal, el motivo era que al ser mi padre P.Municipal, pues todos eran funcionarios.
Mi padre ya tenía la hora calculada, pues salía a la puerta en cuanto ellos llegaban. Se fumaban un cigarrito y charlaban un rato, así un día y otro día. Hablaban casi siempre del sueldo que tenían unos y otros y de cuando el señor Alcalde tendría a bien subírselo( al de aquella época no le pasó por la cabeza, ni por asomo rebajárselo como han hecho ahora).
Muchas veces también intervenía mi madre, claro que a ella solo le interesaba la subida del jornal, que no se por que, los barrenderos eran los primeros en enterarse. Los llamaban "radio escoba".
Cuando llegaba la Navidad, mi madre les tenía preparada una bandeja de dulces y una copita. En aquellos tiempos no había tantas bebidas tan sofisticadas como ahora, por lo tanto solo se tomaba
coñac o aguardiente.
Estos hombres que estaban recorriendo el barrio barriendo, más de un vecino les invita.
Yo recuerdo que cuando llegaban a mi casa, ya veíamos desde el portal a los barrenderos calle arriba. El que barría...ya no barría. Iban los tres sujetando el carro, mejor dicho, eran ellos los que se sujetaban al carro. Después de hacer la parada con mis padres y se marchaban...el carrito iba calle arriba haciendo eses y los tres maravillosos barrenderos bien agarrados a su carrito y con los útiles de la limpieza dentro de el, ya no podían ni con las escobas.
Los vi hasta que tuve 17 años que nos cambiamos de barrio...los sigo recordando.
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