Los dientes del Sultán.
A muchos kilómetros de aquí, vivía un viejo y riquísimo sultán, al que todos los súbditos temían por su carácter temperamental y supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos sus dientes y, nada más levantarse, ordenó que trajeran ante su presencia a uno de los hombres más sabios de su corte, al que preguntaría por el auténtico significado de su perturbador sueño.
-¡Que augurio más funesto, mi señor!- respondió el sabio-. cada diente caído representa la pérdida de uno de sus queridos parientes.
-¿Pero, como os atrevéis a decirme eso, insolente¡, exclamó el sultán enfurecido, mandando a continuación a sus guardianes que le dieran cien azotes.
Dio instrucciones para que llamaran a otro hombre de preclara inteligencia quien, tras oír el mismo sueño, le respondió:
-Que felicidad. El sueño muestra que tendréis una larga existencia y sobreviviréis a todos vuestros familiares.
Como recompensa, recibió 100 monedas de oro y, cuando los cortesanos le preguntaron por su interpretación, tan diferente de la del otro sabio, respondió:
Puedes comunicar la misma verdad de dos formas: la pesimista la optimista.
Muy bueno, el optimista es un genio, se llevo 100 monedas de oro.
ResponderEliminarSiempre hay que ser optimista aún en momentos poco gratos.
EliminarMe alegra verte por aquí.
Un besito Boris
"Siempre hay que mirar el otro lado de las cosas" La diplomacia produce oro! Un abrazote, Ma de los Angeles
ResponderEliminarEs verdad María Cristina, cuanto más optimistas seamos, también seremos un poco más felices.
EliminarUn beso guapita
Me ha gustado muchísimo este relato, nos da una muy buena lección ¡¡¡¡ hay que ir por la vida con optimismo !!!!! Besicos
ResponderEliminarSi no le ponemos un poco de optimismo a esta vida que nos ha tocado vivir...que sería de nosotros.
EliminarUn beso Charo
Así es María De Los Ángeles, yo pienso que siempre hay que dar las noticias intentando no herir, y depende de la persona, intentando contar un poquito lo que quiere escuchar. Me ha encantado tu relato lleno de moraleja. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarTienes toda la razón Pepe, cuanto más cautos seamos, mucho mejor. Y si no que se lo pregunten al que recibió los latigazos, jajaja.
EliminarUn abrazo
María de los Ángeles:
ResponderEliminarEs una historia brillante, que nos muestra la astucia del segundo sabio para comunicar un mala noticia.
Un gran abrazo.
Por algo era sabio. Yo creo que el otro muy listo no era. Claro que el pobre lo pagó.
EliminarUn abrazo Arturo