miércoles, 5 de junio de 2019

Hoy va de reyes

 
 
                                                              Castillito "mono"
EL REY PRUDENTE

Un joven rey gobernaba a su pueblo con justicia y sobriedad. Se ocupaba del bienestar de sus súbditos y atendía los asuntos de estado, lo que creaba un clima de paz y prosperidad.
A su lado siempre estaba su fiel y sabio consejero. Un día, mientras comía, el rey le dijo a su mayordomo:
-Estoy cansado de comer con los palillos de madera, ordena que me fabriquen unos de marfil y jade.
Al oír esta petición, el consejero le respondió al soberano:
-Majestad, os pido que me relevéis lo antes posible de mi cargo. No puedo serviros por más tiempo.
El monarca, extrañado, le preguntó el porqué de su petición.
-Es por los palillos. Ahora queréis unos de marfil y jade, y mañana querréis una vajilla de oro, pasado vestidos de seda...Hasta que llegará el día en el que los caprichos y el mal uso del poder os harán ser injusto con el pueblo. Entonces, yo me revelaré contra su majestad, y por nada del mundo deseo ver ese amanecer, contestó el mayordomo.
El rey, emocionado, se puso a llorar porque el consejo que le había dado su fiel ayudante le había llegado al corazón.
-Tienes toda la razón, nunca tendré suficiente y me convertiré en un déspota, esclavo de mis propios caprichos. ¿Para que quiero más si ya soy feliz con lo que tengo?, dijo.

Desde ese día, sus súbditos le bautizaron como el rey prudente. (Un apunte mío, creo que como este rey hay pocos...mejor dicho, ninguno.?

EL EFECTO 99

Erase una vez un rey que, a pesar de su riqueza, siempre se sentía vacío e insatisfecho. Tal era su infelicidad que admiraba a uno de sus sirvientes más pobres porque mostraba alegría por la vida.
Intrigado, se fue a solicitar consejo al sabio del reino:
-¿Como es posible que uno de mis sirvientes, aun siendo pobre, sea más feliz que yo?, le preguntó.
El sabio le contestó:
-Para poder explicároslo, necesito que comprendáis el "efecto 99".
-¿Y que es eso?, inquirió el rey.
-Para que lo entendáis, necesito que me traigáis un costal con 99 monedas de oro.
El rey le llevó el dinero y el sabio le dijo:
-Ahora seguiremos a escondidas al sirviente hasta su casa.
Y así lo hicieron. Cuando vieron que había entrado en su hogar le dejaron en la puerta el costal con las 99 monedas y llamaron. El sirviente, al ver el saco, lo cogió y lo entró en casa. El rey y el sabio observaron a través de la ventana cómo este contaba las monedas y al ver que eran 99 creyó que faltaba una. Las volvió a contar y al comprobar que seguían sin ser 100, se angustió. El sabio explicó:
- Eso es el "efecto 99". El sirviente ha dejado de valorar lo que tiene para obsesionarse por aquello que no tiene y "cree" que le falta.

Y, en esto, es en lo que radica la infelicidad del ser humano. La clave está en ser feliz con lo que tenemos.

Mañana seguiremos...

10 comentarios:

  1. Hoy las historias van de unos Reyes un tanto atípicos que nos han ddejado dos buenas lecciones.Besicos

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  2. Muy buenos, lástima que no hayan reyes así.
    Un abrazo.

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    1. Lo que no sabemos es si los ha habido alguna vez.
      Un abrazo Alfred.

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  3. Ojalá todos los hombres que dirigen estados tuvieran a su lado a un sabio como el primer caso, nunca llegarían a ser ebrios de poder más tarde. Y el segundo caso tuvo un final no feliz para el pobre servidor, de quien se valió el consejero para darle una lección a su amo. Un abrazote Ma de los Angeles!

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    1. Me parece María Cristina que, aunque los hubiese, nuestros mandatarios no les haría ningún caso.
      Un fuerte abrazo

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  4. Muy buenas enseñanzas. nunca estamos conformes con lo que tenemos y eso es lo que nos pierde.
    Un abrazo

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    1. Y nunca lo estaremos, como decía aquella canción..."Todos queremos más...
      Un abrazo Rita

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  5. Me ha gustado mucho la segunda!!
    Y cierto como la vida misma.
    Nos pasamos la vida anhelando lo que no tenemos en vez de dar gracias por lo que sí.

    Gran escrito.

    Un beso

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    1. Eso mismo nos pasa a todos Zhura. Siempre queremos más de lo que tenemos.
      Gracias y un besazo

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