martes, 4 de junio de 2019

Lecciones de Psicología

 
 

  
                                                          Una de mis plantas



"Grande bronca me he llevado, pues me han dicho que he trabajado poco, asi que hoy, un poco más"

LA VERDAD Y LA MENTIRA.

Dicen que la mentira y la verdad se encontraron una mañana y empezaron a hablar. La mentira le dijo a la verdad:
-Buenos días doña verdad.
Entonces, esta quiso comprobar si realmente era un buen día. Miró hacia arriba, no observó nubes de lluvia, el sol resplandecía, varios pájaros cantaban y, viendo que era un día espléndido, respondió a la mentira:
-Buenos días doña mentira.
-Hace mucho calor hoy, dijo la mentira.
 Y la verdad, advirtiendo que la mentira decía cosas ciertas, se relajó. La mentira, entonces, invitó a su compañera a bañarse en el río. Se quitó la ropa, saltó al agua y dijo:
-Venga, doña verdad, el agua está deliciosa.
En esta ocasión, la verdad ni se imaginó que la mentira podría estar jugándole una mala pasada, se quitó la ropa y se tiró al río.
 En ese momento, la mentira salió rapidamente del agua, se vistió con la ropa de su inocente compañera y se marchó corriendo entre risas. La verdad, totalmente desolada, se negó a vestirse con la ropa de la mentira para no manchar su buen nombre, así que no le quedó otro remedio que irse del lugar completamente desnuda.

Desde que pasó esto, se dice que a los ojos de algunas personas es más fácil aceptar la mentira vestida de verdad que la verdad desnuda y cruda.

Aquí tengo que reconocer que el buen Psicólogo tiene mucha razón. He leído varias veces el texto, pues como soy más bien bruta, quería enterarme bien. Espero que vosotros os enteréis si no, me hace repetir...

SÁBANAS SUCIAS

Empezaban su vida de casados y la pareja estrenó un pequeño piso en uno de los barrios más tranquilos de la ciudad.
Mientras disfrutaban de su primera mañana en esa casa, haciéndose una taza de café, la mujer se quedó mirando a la vecina de enfrente que estaba tendiendo la ropa.
-¡Que sábanas más sucias! Desde luego, yo no me atrevería a colgar la colada en esas condiciones. Comentó apurando la taza de café. Su marido la miró y quedó callado.
Días después, se repitió la escena. Mientras la vecina tendía sus sábanas de buena mañana, se dirigió a su marido con un tonillo de superioridad:
-Ojalá tuviera confianza con nuestra vecina, porque iría a su casa y le daría algún buen consejo para que sus sábanas relucieran más que el sol. Parece mentira, pero esa pobre mujer lava cada día peor.
La escena se repitió durante casi un mes, hasta que una mañana, la mujer se sorprendió de ver a su vecina extendiendo unas sábanas limpísimas.
-Por fin aprendió, comentó a su marido, quien, con toda calma, le respondió:
-No. tan solo sucede  que hoy he decidido limpiar los cristales de la ventana.

Así es, debemos aprender a reconocer nuestros propios defectos y limitaciones antes de criticar a los demás.

Menos mal que yo no tengo vecina enfrente de casa porque mis cristales están, como los de la señora en cuestión.
Algunos días cuando me levanto me digo a mi misma:
-Está nublado.
Claro, cuando abro las ventanas veo que luce un sol magnifico.

"Chicos", ya que estoy trabajando para vosotros...¿Queréis un día limpiarme los cristales?


12 comentarios:

  1. «Es amarga la verdad»

    Pues amarga la verdad,
    quiero echarla de la boca;
    y si al alma su hiel toca,
    esconderla es necedad.
    Sépase, pues libertad
    ha engendrado en mí pereza
    la pobreza.

    ¿Quién hace al ciego galán
    y prudente al sin consejo?
    ¿Quién al avariento viejo
    le sirve de río Jordán?
    ¿Quién hace de piedras pan,
    sin ser el Dios verdadero?
    El dinero.

    ¿Quién con su fiereza espanta,
    el cetro y corona al rey?
    ¿Quién careciendo de ley
    merece nombre de santa?
    ¿ Quién con la humildad levanta
    a los cielos la cabeza?
    La pobreza.

    ¿Quién los jueces con pasión,
    sin ser ungüento, hace humanos,
    pues untándoles las manos
    los ablanda el corazón?
    ¿Quién gasta su opilación
    con oro, y no con acero.
    El dinero.

    ¿Quién procura que se aleje
    del suelo la gloria vana?
    ¿Quién siendo tan cristiana,
    tiene la cara de hereje?
    ¿Quién hace que al hombre aqueje
    el desprecio y la tristeza?
    La pobreza.

    ¿Quién la montaña derriba
    al valle, la hermosa al feo?
    ¿Quién podrá cuanto el deseo,
    aunque imposible, conciba?
    ¿Y quién lo de abajo arriba
    vuelve en el mundo ligero?
    El dinero.

    Francisco de Quevedo

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    1. Que honor. Al principio creía que eran tuyos, pues ya se que lo sabes hacer, hasta que he visto el final.
      Muchas gracias Alfred.

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  2. Jajajajaja seguro amiga los chicos con gusto limpiarán tus cristales después de leer tus entretenidos relatos, lo de las sabanas ya lo conocía pero igual fue entretenido recordarlo amiga, y que bueno que yo no tiendo mis sábanas enfrente de ningún vecino jejejeje. Abrazos amiga es hermoso leerte siempre.

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  3. A mi tampoco me ven las sabanas pues además tengo un toldo protector que impide, ni verlas ni mancharlas.
    Gracias Gladys por tus ánimos.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Hola Mª Angeles, muy buenas las dos historias que nos dejas hoy, muchas veces las personas no sabemos si nos están mintiendo o no y nos pasa como a la protagonista de t historia y luego lo pagan justos por pecadores.
    Y la otra es lo que pasa siempre, que se hacen "juicios" a personas sin saber nada, cuando antes de hablar, debemos mirarnos nosotros en el espejo.
    Me temo que los chicos no estarán por la labor de limpiarte los cristales, invitales a unas buenas torrijas y a lo mejor jeje

    Besos.

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  5. Dos muy buenas historias ejemplares, Ma de los Angeles, lo de los vidrios tiene solución, muy buenas cortinas! jajaja. Creo haberte dicho ya que mi piso de parquet es igual al tuyo! Y gracias a Alfred por traernos el poema de Quevedo. Hoy trabajaste mucho, que nadie te diga lo contrario, sino acá estamos tus seguidores para defenderte a capa y espada! Un abrazote!

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    1. Me alegro que te hayan gustado.
      Te mando un fuerte abrazo con muchas prisas. Ya sabes que esta semana trabajo a destajo.
      Abrazote grande María Cristina

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  6. Hola Mª Ángeles, parece que nos pusimos de acuerdo con las entradas. Las dos historias son estupenda y las dos encierran una gran verdad. Ante de jugar deberíamos de míranos a nosotros mismos, y seguro que nos llevaríamos una sorpresa.
    Un cariñoso abrazo.

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    1. Siento no haberte contestado antes, esta semana estoy muy atareada con los chicos.
      Un fuerte abrazo Cristina.

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  7. Muy buenas las dos historias. Prefiero la verdad desnuda, la mentira no la soporto. Si te van a limpiar los cristales tus chavales les dices que tienes una amiga en La Rioja que agradecería muchísimo que también se los limpiaran:-))Besicos

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    1. Me parece muy bien que no soportes la mentira, pero...hay tantos mentirosos.
      Un besito Charo

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