Fotografía sacada de Internet.
Ahora se va a todas partes en coche, raro es la familia que no lo tiene. Pero cuando yo era una niña, de esto hace unos días, todos íbamos en el metro o coches de línea, que se decía en aquellos tiempos.
Si a esto le sumamos que mi madre era muy andarina ya os podéis imaginar que nosotros, caminábamos lo nuestro y lo de los demás.
Ese día mi madre decidió ir a visitar a su hermana que vivía en Vicálvaro. Este era un pueblo perteneciente a Madrid, hoy en día es un barrio más. Pues bien, nosotros estábamos cerca de Vallecas y mamá decidió que iríamos caminando, un pie detrás de otro.
Nos pusimos en camino, mamá, mis cinco hermanos (entonces éramos cinco), y yo. Todos más pequeños pues yo soy la mayor.
Después de caminar más de media hora salimos a campo abierto. Todos íbamos muy contentos, pues nos contó mamá que había fiestas en el pueblo y la tía nos tenía preparadas unas ricas rosquillas.
Atravesamos campos, sembrados y lo peor de todo, teníamos que ir junto a las vías del tren de Arganda (que pita más que anda).
Llegó un momento en el que tuvimos que atravesar un puente de traviesas sin ninguna clase de protección, ahí las pasamos "canutas". Los niños eran muy pequeños, abajo había una altura de lo menos cuatro metros, así que pasamos de traviesa en traviesa hasta el final. Mi madre llevaba un bebé en brazos (siempre la he conocido con un bebé en brazos), no obstante entre ella y yo ayudábamos a los pequeños, pero uno, mi hermano Pepito, era tan miedoso que se nos escapaba y corría hacia atrás hasta que vio llegar el tren y mi madre le pudo coger y todos pasamos el puente por los pelos. El tren de Arganda ni se inmutó.
¡Por fin, llegamos!
Nos esperaban las rosquillas de la tía Gabriela, los helados, el tío vivo y...la fiesta de los toros.
Estoy segura de todos habéis visto alguna vez una plaza de toros hecha por carros. Pues así era aquella plaza en la que nos metieron mi tía y mi madre. ¡¡Que valientes eran las dos!!
Digo valientes porque las dos llevaban bebés en brazos y los demás, mis primos y yo las seguíamos.
Creo que entonces mi tía tenía tres. Mi madre cinco, total...¡¡ocho niños, todos menores de 12 años!!.
Todos lo estábamos pasando de maravilla. Los mozos citando al toro, las señoras mayores chillando y chicos y chicas jóvenes haciendo planes para el baile de la noche.
En un momento, ¡la que se armó!
Uno de los toros se metió entre dos carros y salió corriendo como alma que lleva el Diablo.
Mi tía con sus tres niños y mi madre con sus cinco no sabían por donde correr. De momento, no se como, pero nos encontramos en el balcón del Ayuntamiento. ¡Todos! ¡Sin faltar ninguno!
La gente corría despavorida por todos lados, el toro, como es natural corrió buscando el campo y...no llegaron a dar con él. Creo que todavía lo estan buscando.
¡¡La fiesta se aguó!!
Ahora teníamos otro inconveniente y era que mi madre decía que ya no volvíamos por los campos que habíamos recorrido hacía unas horas, no fuera que nos encontrásemos con el toro.
El caso es que la odisea de vuelta fue peor.
Primero el coche de línea, segundo el metro, que al ser hora punta iba lleno. Mi madre con solo dos brazos nos recogió a todos, incluso mi hermano el miedoso que no quería entrar por ver tanta gente. Mi madre con el bebé en brazos, se agarro a la puerta y no dejó pasar a nadie hasta que todos estábamos dentro.
Hoy recuerdo este episodio con risas y lagrimas.
Pero no creáis, que pocos días después volvimos a Vicálvaro.
Mi padre se reía cuando se lo contábamos, él nunca quiso caminar, hacíamos estos "viajes" mientras estaba de servicio. Luego se reía y decía, que como teníamos ganas de caminar tanto. La verdad es que no teníamos elección...mamá mandaba.
¡¡¡Pero que bien lo pasábamos!!!
Estos recuerdos son impagables.
ResponderEliminar;)
Un abrazo.
Es cierto Alfred, tambien el recuerdo nos trae alegría.
EliminarUn abrazo
Menuda aventura y que valiente tu madre hacer esa caminata con 5 criaturas que seguro irían protestando todo el trayecto.Besicos
ResponderEliminarNo creas Charo, nos dejaba coger garbanzos en los enormes garbanzales que nos encontrábamos al paso y nosotros nos comíamos todo lo que fuera comestible, jajaja.
EliminarEran tiempos de carencias...
Un besito guapetona.
Una historia interesante de aquellos años que nos conformábamos con muy poco, la vida era muy distinta, apenas había medios de transporte y había que caminar varios kilómetros para ir de un pueblo a otro. Hoy de Vallecas a Vicalvaro no se tarda mas de cinco minutos en cercanías.
ResponderEliminarRecuerdo aquellas plazas de toros donde los carros jugaban el papel principal, también a los mozos mas atrevidos intentando esquivar al animal o darle algún pase con una muleta improvisada.
Abrazo.
A mi madre es que le gustaba andar mucho, gracias a Dios, hasta el fin de sus días tuvo unas piernas estupendas.
EliminarNo saben lo que se pierden los que no han conocido tan "extraordinarias plazas de toros". Yo recuerdo haberlo pasado muy bien.
Un abrazo
Qué tiernos y risueños recuerdos, Ma de los Angeles! Y tu mamá, qué gran jefa de hogar! Ya me parece estar viéndolos por esos caminos y en medio de la batahola! Un abrazote!
ResponderEliminarYo lo recuerdo perfectamente. Si cierro los ojos nos vemos caminando por esos campos de Dios. Y no creas que llorábamos, no, estábamos deseando que mamá dijera de ponernos en camino.¡¡¡Que hermosos tiempos!!!
EliminarUn fuerte abrazo María Cristina.
¡Qué recuerdos más entrañables!La verdad es que antes se iba a todas partes andando, sobre todo a los pueblecitos que pillaban cerca, a no muchos kilómetros, por eso no había tanto colesterol como ahora, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
Te puedo asegurar que mi madre tuvo una salud maravillosa hasta el fin de sus días.
ResponderEliminarYo, ahora, apenas si ando. Me resulta aburrido.
Un besito querida Pilar.
tiempos pasados siempre fueron mejor porque ya han pasado un abrazo
ResponderEliminarAlgunas veces se recuerdan aunque hallan sido menos buenos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo RECOMENZAR.
Leerte nos lleva de la mano con tu forma de escribir natural,,, es como si fuéramos contigo por los valles de un pasado que parece irreal...
ResponderEliminarCaminar tanto con los crios me sonrío que vida tan especial
sigue escribiendo maravillas un abrazo enorme
Muchas gracias RECOMENZAR. Además me alegra que por lo menos mientras me lees te sientas a gusto.
ResponderEliminarTe hare caso y seguiré contando las cosas que tanto os gustan, a ti y a todos los que me siguen.
Un fuerte abrazo desde Madrid.
No me extraña que se riera tu padre, me has hecho reír a mí que según te leía me lo iba imaginando. Muy divertido. Por otra parte, qué recuerdo más bonito.
ResponderEliminarSAludos.
Como soy muy mayor tengo tambien muchos recuerdos. seguiré contándolos.
ResponderEliminarSaludos Manuela.