lunes, 3 de junio de 2019

La estatua arrinconada

 
 
 


                                                      Fotografía tomada de la red.

Con mucho gusto me dirijo a unos alumnos que su profesor "los quiere mucho". Es verdad, chicos, os quiere.
Se vale un poco de mi para haceros leer un poco. Algunos me conocéis y sabéis que estoy de vuestra parte. Pero tambien un poco de Juan, un gran hombre y mejor profesor. (Un secreto, me ha dicho que no os va a suspender), pero poneros las pilas, como decís ahora, y por lo menos leer lo que a continuación y durante toda la semana escribiré por "orden" de mi buen amigo.
Algún día os meteré un chascarrillo u os contaré un chiste, pero todo ello sin que lo sepa el "profe":

La estatua arrinconada.

En una montaña de la India vivía un hombre que tenía una estatua, obra de un viejo maestro escultor.
La había dejado tirada en el suelo en un rincón de su cabaña y no se preocupaba  nada por ella.
Un día pasó por aquel paraje un señor que iba hacia la ciudad. Como era un hombre culto, cuando vio la estatua preguntó a su propietario si estaba dispuesto a vendérsela, a lo que este, riendo, le dijo:
-¿Me está diciendo que quiere comprar este trozo de piedra sucia y descolorida?
Y el hombre de la ciudad le respondió:
-Le doy por ella esta moneda de plata.
Cerraron el trato y los dos quedaron satisfechos. La estatua fue transportada a la ciudad a lomos de un elefante.
Al cabo de unos cuantos meses, el hombre de la montaña bajó a la ciudad. Mientras andaba por la calle, vio que mucha gente se quedaba parada delante de un edificio, a la puerta del cual un hombre gritaba:
¡Pasen a ver la estatua más bella y maravillosa del mundo! Solo dos monedas de plata por admirar la obra de arte de un gran maestro.
El hombre de la montaña, llevado por la curiosidad, pagó las dos monedas de plata y entró en el museo, donde contempló la estatua que él mismo había vendido por solo una moneda.

Esto nos demuestra que muchas veces no nos damos cuenta de que poseemos un gran tesoro...y lo buscamos fuera.

Hasta aquí, digamos la clase de hoy.

Pido perdón por el retraso, pero es que hemos recibido en mi parroquia a la Virgen peregrina de Fátima y he ido a recibirla como buena cristiana que soy.
Ha sido muy emocionante.

16 comentarios:

  1. Una bonita historia de la que aprender, me ha encantado.Espero ansiosa el segundo escrito.Besicos

    ResponderEliminar
  2. Hola Mª Angeles, la historia es muy bonita y nos demuestra que la mayoría de las veces no sabemos apreciar y no le damos valor a lo que tenemos a nuestro alrededor, a ver si aprendemos y no nos pasa como al señor de la montaña.
    Me alegro que haya sido emocionante la visita de la Virgen:)

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. O siempre hay un roto para un descosido. Un beso

    ResponderEliminar
  4. Una historia para reflexionar porque lo que le ocurrió al hombre de la estatua nos pasa todos los días a nosotros.
    Un besito

    ResponderEliminar
  5. Cuando nos dejamos deslumbrar por las propagandas, qué bueno que empezaste tus publicaciones, Ma de los Angeles, acá te seguiremos, un abrazote!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias María Cristina. Con amigos como vosotros una se siente rica.
      Un fuerte abrazo

      Eliminar
  6. Verdad, verdadera.
    A veces no nos paramos a pensar la suerte que tenemos o el bien material del que disponemos porque estamos demasiado acostumbrados a tenerlo (como el hombre de la montaña con su estatua).

    Gran reflexión!
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto querida Zhura. No le damos crédito a lo que tenemos hasta que lo perdemos.
      Un beso

      Eliminar
  7. Bonita lección para esos alumnos, también puede servir para personas que ya no son alumnos.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad Matías es que yo estoy aprendiendo mucho con estos temas.
      Un abrazo

      Eliminar