Estos días se esta hablando mucho de las esperas en los consultorios médicos. Las encuestas dicen una cosa y nosotros que somos los que sufrimos las esperas decimos otra muy distinta. Nosotros lo sabemos mejor porque somos los que las sufrimos.
Gracias a Dios no voy al doctor salvo por alguna afección de garganta o un catarro, pero las pocas veces que he ido...he tenido que esperar mucho.
En una ocasión, tenía mi hijo menor unos ocho años, cuando le dio una enorme infección de garganta, entonces no se pedía hora, se iba al ambulatorio, se pedía un número y a esperar.
El pediatra empezaba la consulta a las 13 horas. Yo muy lista, me levante prontito, puse a cocer un rico cocidito madrileño para si volvíamos tarde (como así fue) tener algo hecho para comer. A las doce, preparé al niño y nos fuimos a la visita del médico, llegamos y pedimos un número, no recuerdo el que me dieron pero nos dispusimos a esperar y...esperamos.
El médico no llegó a la una, pasaba de la media, nosotros seguíamos esperando. Paso la una, las dos, las dos y media. Cerca de las tres de la tarde nos tocó, miró la garganta del niño, le recetó Clamosil, que era lo que le recetaba siempre, y nos fuimos hacia casa. Por el camino le dije al niño que teníamos que ir aprisa pues teníamos que comprar pan. A las tres de la tarde no había ninguna panadería abierta.
Llegamos a casa, nos disponemos a comer nuestro rico cocido con su choricito, su morcillita, su rico tocino, etc.etc...sin pan. Desde ese día, al plato le llamamos "La comida sin pan".
O sea que si alguna vez aparecéis por mi casa y os digo que tenemos para comer, la comida sin pan, sabed que comeréis un estupendo Cocido Madrileño
Señora, solo vengo a dejarle un saludo.
ResponderEliminarMuchos besos