miércoles, 24 de noviembre de 2010

Paseo

Hoy he tenido la dicha de darme un paseo por Alcalá de Henares. Eran las 11 de la mañana, tenía que salir a hacer una compra pequeña y me he dicho: lo que vas a comprar en Coslada, puedes hacerlo en Alcalá. Dicho y hecho. Me he ido hacia la estación de cercanías, he tomado el tren, y en menos de 15 minutos ya estaba yo en Alcalá. La hermosa Alcalá. Ciudad de santos y de sabios, esto lo decía don Miguel de Unamuno.
En ella estuvieron los santos niños Justo y Pastor, san Ildefonso, san Diego de Alcalá, el cardenal Cisneros, fray Luis de León que se cree que al pobrecito lo enterraron vivo. Se dieron cuenta cuando queriéndole hacer santo por lo buena persona que había sido, cuando lo desenterraron, vieron con gran asombro que estaba boca abajo y toda la caja arañada por dentro; es de suponer que quizá padeció una catalexia. Por este motivo no es santo pues las autoridades eclesiásticas no saben si a pesar de ser como todos creían un santo, en algún momento de desesperación...se condenó.
También pasaron por esta ciudad Santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz etc.etc.etc.
Por supuesto no podemos olvidarnos de Miguel de Cervantes.
Como ha hecho muy buena mañana, me he dado un paseo hasta la plaza de Cervantes, por sus soportales y las pequeñas tiendas que hay en ellos, me he dirigido hacia el monumento de Cervantes, no es que no hubiese visto bien, no, es que tengo en casa una réplica exacta que precisamente la hizo el mismo escultor para regalársela a mi marido, de esto hace ya muchos, muchos años.
Dando la vuelta a la plaza he recordado muchas cosas, unas buenas, otras menos buenas, unas alegres y otras tristes...pero todas vividas.
Como me estaba poniendo un poco mustia, me ido hacia el convento de las monjas de clausura, no, no creáis que iba a ingresar en él, no, he ido...a comprar las ricas almendras garrapiñadas, típicas de Alcalá. Ay que ver lo confiadas que son estás monjitas. Entras, te colocas en el torno, se oye una voz. !Ave María Purísima¡ Lógicamente le contestas. -Sin pecado concebida. Le pides las almendras, te traen la caja, gira el torno, coges las almendras y después tu le pones el dinero. Digo yo, si alguien no pone el dinero, como ellas son de clausura y no pueden salir, ¿Que ocurre?
Pues que se quedan sin almendras y sin dinero. Espero no lo haga nadie, pero como están las cosas no se puede uno fiar mucho.
Después de este paseo, al final no he comprado nada, he vuelto por donde he venido, he tomado otra vez el tren y !ale¡ a Coslada. Claro que durante el viaje he venido rumiando las ricas almendras de Alcalá.

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