viernes, 20 de enero de 2012

Encuentro agradable

Es curioso, cuando menos te lo esperas, te encuentras con la gente que menos te imaginas que ibas a ver. Eso me ha pasado esta mañana. Iba yo como siempre tan formalita hacia la Básilica de Medinaceli, cuando al llegar cerca del museo del Prado me encuentro con mi excompañera Norma, iba acompañando a familia que había venido de Chile (ella es chilena) al museo del Prado. La alegría ha sido mutua y me ha preguntado, ya que como madrileña conozco un poco mi querido Madrid, donde podíamos tomar un aperitivo. Se echaron a reír cuando les señalé, justo detrás de nosotros...El museo del Jamón. Ni que decir tiene, que todos se pusieron muy contentos, y ya no sigo porque si no se os van a poner los dientes largos.
Norma, es una emigrante chilena desde hace muchos años, yo la conocí cuando las dos trabábamos en el Ayuntamiento de Coslada, Yo soy mayor que ella y por eso me jubilaron, lógicamente antes, pero un día me contó una historia que me impresionó, era de cuando ella era casi una niña, os cuento:
Vivía con sus padres y siete hermanos, tres chicas y dos chicos, estos eran más pequeños. Su casa a las afueras de Chile era paso de trabajadores temporeros que iban a trabajar en el campo. Eran hombres que casi siempre iban acompañados por algún niño y, cosa curiosa, cuando volvían al final de la temporada casi nunca volvía el niño con ellos, creo que los prestaban  a otros trabajadores.
Un día llego un hombre ya de vuelta del trabajo, se paró a beber agua y a descansar, iba acompañado por un niño de unos 5 años. Cuando se dieron cuenta, el hombre había desaparecido y el niño estaba sentado sobre una piedra. Al llegar la noche le dejaron que se acurrucara en el pajar. A la mañana siguiente el niño estaba en la puerta de la casa a la hora del desayuno, cuando hubo desayunado desapareció pero a la hora de la comida volvió, esto la hacía todos los días hasta que la madre de mi amiga, mujer maravillosa, se hizo cargo del chaval. Aquí venía bien aquel refrán que dice: "éramos pocos y parió la abuela", como no sabía su nombre ni apellido e iba vestido solamente con una camiseta, le llamaban, "Juan Camiseta" y con este nombre se quedó hasta que un día con 16 o 17 años, desapareció.
Con el paso de los años, todos se hicieron mayores.
Un día recibieron una carta en la que había tres pasajes de avión para ir a New York, concretamente al edificio de la O N U, además de los pasajes, había un nombre en inglés por el que tenían que preguntar. Las tres hermanas mayores se pusieron muy contentas de poder conocer esta magnifica ciudad, la madre no quería que fuesen pues tenía miedo de que les pasara algo malo, las chicas decidieron que iban...y fueron.
Cuando llegaron al edificio de la O N U y preguntaron por el nombre que llevaban escrito, enseguida las pasaron a un despacho magnífico, el secretario les dijo:-Esperen un momento, enseguida aviso al señor.
No pasaron más de cinco minutos cuando apareció un señor elegantemente vestido, atractivo y con una sonrisa de oreja a oreja, les abrió los brazos y les dijo:-¿No me conocéis mis queridas hermanas chilenas?
¡¡¡Era Juan Camiseta!!!
Después de esta entrevista en la que todos lloraron de alegría, les presentó a su esposa y a sus dos hijos y desde entonces, se ven una vez al año. El dice que no puede olvidar a sus hermanas chilenas.
"Juan Camiseta" es hoy un alto cargo de la O N U y sigue en New York.



















6 comentarios:

  1. De ahi,viene aquel dicho popular y cierto hasta mas allà de la rea;idad. "El mundo es un pañuelo"
    Un dìa de estos y con el permiso de mis lectore, voy a contar algo que me sucedio y me dejò de una pieza.
    Como siempre, bonita historia y bien contada.
    Gracias por mantenernos siempre entretenidos amenamente.
    <Un beso.

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    1. Como lectora tuya que soy te ruego que no tardes en contarnos eso tan interesante que anuncias. Un beso

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  2. He pasado un rato muy ameno. Me pasa cada vez que te visito. Me encanto!

    Un fuerte abraXo

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    1. Gracias por visitarme, me siento feliz si has pasado un momento agradable con mi historia.
      Un beso

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  3. Me ha gustado mucho; que formaa cálida de contar la historia, me sentí inmerso en un instante sin tiempo (creo que esa es la raíz de cualquier cuento),

    es verdad, uno se encuentra con las personas que menos se espera. Incluso a veces he llegado a pensar que las cosas suceden cuando nadie espera nada.

    ¿Qué decir de la maravillosa historia de Juan Camiseta?, si bien uno ha conocido otras historias por el estilo, lo más conmovedor de esta es que Juan no haya olvidado sus raíces; siempre es sublime cuando un ser humano no se permite olvidar aquellos lugares donde ha recibido cobijo, amor.

    Un fuerte abrazo desde Argentina.
    Gracias por compartir.

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    1. Gracias amigo argentino por tus cariñosas palabras. Me alegro que por unos momentos hubieras estado distraído.
      Un beso

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